Con la iglesia de San Millán casi llena, Segovia, representada por su alcalde, Pedro Arahuetes, renovó ayer el voto de San Roque que desde hace más de cuatro siglos la ciudad tributa a este santo en el día de su festividad por su intercesión en la peste del año 1599.
En el ofertorio de la eucaristía, el regidor segoviano, arrodillado ante la imagen del santo —una talla del siglo XVI con túnica de sayal, báculo, calabaza y sombrero de plata, a cuyos pies se representa al popular perro—, leyó el tradicional voto, introduciendo, como novedad, una petición al abogado contra la peste, la de que interceda ahora por quienes están sufriendo en mayor medida la crisis.
El difícil momento que atraviesa España también fue abordado en la homilía por el vicario de Pastoral de la diócesis de Segovia, Raúl Anaya, quien aseguró que la crisis no es únicamente económica, sino de valores. El sacerdote, hijo de pila de San Millán, indicó que las pestes actuales contra las que deben luchar los creyentes son las de la insolidaridad, el individualismo y el materialismo. En cuanto a San Roque, Anaya quiso hablar de tres de sus dimensiones —la de peregrino, la de hombre desprendido y la de persona caritativa—, para concluir señalando que su mensaje sigue vigente en 2012. “Él —concluyó—, nos muestra el camino de la auténtica felicidad, el que nos lleva a Dios, que no anula al hombre sino que logra su plenitud”.
Al final de la misa, la imagen de San Roque salió de la iglesia en carroza, dando comienzo una rápida procesión por las principales calles de San Millán. Tras bajar por la calle Hermanos Barral, la procesión, amenizada por la dulzaina y el tamboril, llegó a la Plaza del doctor Gila, donde se procedió a la bendición del barrio y de los enfermos. Luego, la imagen, escoltada por el alcalde de Segovia, al que acompañaban numerosos concejales del PSOE y del PP —estos últimos, liderados por Jesús Postigo—, ascendió por la calle de Santo Domingo hasta situarse de nuevo a la entrada del templo.
Tras finalizar el acto religioso, Alberto López, del Mesón de Cándido, invitó a los presentes, como ya empieza a ser una tradición, a un aperitivo.
HISTORIA DEL SANTO
Nacido en el siglo XIV en Montpellier, San Roque quedó pronto huérfano, vendiendo sus bienes y distribuyendo el dinero a los pobres. Partió luego en peregrinación a Roma, donde permaneció tres años. Ya de regreso, enfermó de la peste y, para no dar molestias a nadie, se retiró al campo, a orillas del Po. Allí narra la leyenda que apagaba la sed con el agua de un manantial y mataba el hambre con el alimento que llevaba un perro vagabundo. Una vez muerto, su culto se difundió por Europa en el siglo XV. La ciudad de Segovia contó con una ermita dedicada al santo. Arruinada, su imagen se trasladó a la iglesia de San Millán.
