El arte, como el oro, en tiempos económicos difíciles no solo tiene precio, sino que se revaloriza. Tal vez sea uno los pretextos para visitar el Museo Picasso de Barcelona que explora en su nueva exposición temporal la relación de la marca del pintor y escultor malagueño con el desarrollo de las finanzas del arte a lo largo del siglo XX y hasta hoy, a través de un recorrido excéntrico ideado por los comisarios Pedro. G. Romero y Valentín Roma.
La muestra Economía: Picasso, que se puede visitar desde hoy y hasta el próximo 2 de septiembre, discurre entre dos documentos emblemáticos que actúan a la manera de prólogo y epílogo, según explicaron sus organizadores.
El primero es una carta a su amigo Bas (1897), donde el pintor describe sus impresiones tras visitar, por primera vez, el Museo del Prado, y el segundo, la revista Nueva España, editada por el Comité por la Defensa de la República Española en abril de 1938. Entonces, el genio andaluz no solo es el colaborador estelar, sino que, incluso, aparece como director del Prado.
Entre ambos documentos se desliza una muestra poco convencional, que incluye numerosas creaciones del artista, como los carteles que hizo para la Caja de Previsión y Socorro de Barcelona en 1900, y en los que, según Roma, ya se percibe cómo él diferenciaba claramente el arte del sistema del arte.
Las obras de Picasso se acompañan de piezas de otros artistas; así, se pueden ver Tzanck Check, de Marcel Duchamp, o Expressive Rhytm, de Alexander Rodchenko, y Just what was it that made, de Richard Hamilton, entre otras.
Cada uno de los siete ámbitos de la muestra tiene como contrapunto varios trabajos creados específicamente para el proyecto por colaboradores habituales de Pedro G. Romero, como Israel Galván, José Luis Ortiz Nuevo, Gonzalo García-Pelayo y el Niño de Elche, así como una serie de testimonios inéditos.
