Su forma de actuar en el campo y sus palabras fuera evidencian que el español Andrés Iniesta solo concibe el fútbol como un deporte colectivo, por lo que rehúye los premios individuales, como el de mejor jugador de la Eurocopa que le concedió la UEFA.
«El fútbol es un juego de equipo, ¿quién decide quién es el mejor?», se preguntó Iniesta antes de la final del torneo que España ganó por 4-0 a Italia.
Quienes decidieron que él sucediera a su compañero Xavi Hernández como mejor jugador del campeonato fueron los 11 miembros del equipo técnico de la UEFA, que se tomaron más horas de las habituales para elegir al mejor jugador de un equipo campeón que en Polonia y Ucrania volvió a ser tan coral como en Austria y Suiza en 2008 y en Sudáfrica en 2010.
Esta vez, a diferencia de lo sucedido en Johannesburgo, el ‘culé’ no había marcado el tanto del triunfo, no era el héroe. Poco le importaba. «El gol para mí nunca fue lo máximo del fútbol», subrayó con su timidez habitual en las catacumbas del estadio Olímpico de Kiev, un poco «avergonzado» por el reconocimiento individual.
«No juego para ganar Balones de Oro, sino para ser feliz. Si luego valoran lo que hago, encantado», aclaró cuando los periodistas le preguntaron sobre si sentía favorito para alzarse con ese galardón.
Un trofeo, por cierto, que la revista France Football, creadora del premio, aseguró ayer que debería entregarse este año al capitán de la selección española, el guardameta Íker Casillas.
Pero ni los goles, ni los trofeos, ni los títulos. El manchego juega por algo menos tangible. «El fútbol es mi vida. Desde niño estaba con el balón, disfrutando. Nunca pensé en llegar a conseguir todo esto, sólo quería disfruta y espero que pueda seguir haciéndolo», explicó el MVP de la Eurocopa.
