El Real Madrid venció ayer por la mínima (0-1) en el estadio de La Rosaleda, con un solitario tanto de Karim Benzema, que contó con la connivencia de Willy Caballero, en lo que supuso el pase de los blancos a los cuartos de final, donde presumiblemente se enfrentará al Barcelona, en lo que supondría la reedición de la última final del torneo del KO.
Con un cómodo dominio del esférico por parte del conjunto de la capital arrancó el envite, en lo que se vaticinaba un arreón inicial de los malacitanos que no fue tal, para el que José Mourinho se había provisto del ‘trivote’ formado por Lass y Khedira como escuderos de Xabi Alonso.
Un estéril cabezazo de Van Nistelrooy a los 10 minutos de juego abrió la veda para el arrebato de los de la Costa del Sol, que comenzaron a desinhibirse en la faceta atacante, en una fase del partido en la que un disparo de media distancia de Eliseu a la cepa del poste de la potería de Íker Casillas resultó la mejor ocasión.
Cuando los hombres de Manuel Pellegrini parecían tener maniatado al equipo ‘merengue’, extrañamente, los andaluces apaciguaron sus ánimos ofensivos. De hecho, tan solo se acercaron una vez a las inmediaciones del área visitante, a la media hora de juego, cuando Seba Fernández desde el punto de penalti no pudo conectar con la testa un centro de Isco.
En el otro lado del área, únicamente una jugada combinativa entre Higuaín, Cristiano y Khedira logró inquietar a Willy Caballero, en una acción en la que el tunecino resultó lesionado, por lo que tuvo que ser sustituido por su compañero de selección Mesut Özil. Con un cabezazo de Sergio Ramos y un nuevo disparo de Eliseu, concluyó una primera parte intrascendente y anodina.
Tras el paso por los vestuarios, Mourinho reestructuró a su equipo sobre el terreno de juego, introduciendo en el campo al brasileño Marcelo en sustitución de un desaparecido e indolente Kaká, que fue de la partida. Ambos conjuntos saltaron al terreno de juego con una mayor tensión, sabedores de que ya no había tiempo para preámbulos y deseosos de perforar las mallas rivales, unos para soñar con el pase a los cuartos de final, otros para intentar sentenciar la eliminatoria.
Si bien, los ánimos fogosos de los que ambos técnicos impregnaron a sus pupilos en el descanso, parecieron extinguirse con el paso de los minutos. Paulatinamente, como si de un partido de rugby se tratase, el Madrid fue ganando metros, cercando a los de Pellegrini en el área defendida por el arquero Willy Caballero.
Cuando ya se había consumido la hora de partido, Cristiano tuvo en su cabeza la ocasión más clara hasta el momento, cuando picó un balón que le llegó desde la banda, en una acción abortada por el meta local, que se mostró especialmente ágil. Acto seguido, una jugada similar pero que acabó con el balón dentro de la portería, fue justamente anulada por posición antirreglamentaria de Higuaín.
Ahora bien, el gol visitante llegó poco después, cuando un recién entrado al campo Benzema, concluyó con un disparo raso e inocente un fugaz contraataque de los madridistas, en un balón que se le coló por debajo del cuerpo al meta local. A partir de ahí, el conjunto blanco se sintió más cómodo, mientras que los malacitanos vieron cómo se desvanecían sus anhelos de remontada.
Así pues, el resto del partido fue un mero trámite, donde el Real Madrid bien pudo acrecentar su cuenta goleadora ante un rival que descuidó la defensa para buscar la meta de Casillas con más fe que certeza. Finalmente, ni siquiera pudieron los de Pellegrini anotar el gol de la honra, por lo que los visitantes se hicieron con el partido y con la eliminatoria.
