María es topógrafo, Manuel ha trabajado en la construcción y Ágata es fisioterapeuta. Los tres tienen algo en común. Son emprendedores en tiempo de crisis. La primera hace cinco meses que abrió su propia tienda de moda en la Calle Real, él empezó 2012 compartiendo con un socio la responsabilidad de una franquicia con un producto novedoso, y la tercera hace poco más de un año que se puso al frente de una tienda de telefonía móvil, también en régimen de franquicia.
Cuentan los expertos que ante una recesión económica los ciudadanos se sienten paralizados. Sólo un pequeño grupo emprende, en ocasiones por pura necesidad, porque “no queda otra”. Así nacen los nuevos negocios.
Cuando se trata de partir de cero, de crear una empresa, el sector del Comercio, y en general el de Servicios, suelen verse, al menos desde fuera, como las opciones más viables. La Calle Real de Segovia, zona comercial por excelencia, se ha convertido en los últimos años en un auténtico “tubo de ensayo” para probar estrategias que sirvan de salida y alternativa.
Desde Regaliz, una pequeña pero coqueta tienda de ropa, María Hernando, topógrafo, cuenta que al principio pensó en una franquicia pero la inversión necesaria era superior a su capacidad económica, por lo que confío en su propio criterio y en “aprender a trompicones”. Dice que es el momento de “ser optimista y dar el callo”. De hecho suple con ilusión el tener que quedarse a comer en la tienda algunos sábados.
Casi enfrente se encuentra una tienda de la franquicia Aïta (venta de complementos) que, sin renunciar al cliente segoviano está orientada “a la gente de paso, de fines de semana, etc.”. En ella trabaja Pilar Cobos, que lleva en el comercio segoviano treinta años y dice que “afortunadamente el sector está cambiando, no podemos quedarnos estancados y las franquicias vienen empujando”. Resume las ventajas de este modelo de negocio: “no te dejan tirados con los productos, puedes devolverlos” y, entre los inconvenientes, “que el margen de beneficio es mínimo”.
El tramo de la Calle Real más cercano a la Plaza Mayor es quizá una de las zonas del centro que más se ha transformado en los últimos años. “Es de pena”, coinciden en el análisis Ana González de Frutos y Marisol de Lucas desde la corsetería Nevado, un establecimiento tradicional con más de cuatro décadas de historia y hermanado con Quintanilla (que alcanza las seis décadas), también en esta céntrica vía.
“Han permitido que se cambiaran fachadas completamente y han perdido mucho encanto, incluso gente de fuera que conoce bien Segovia desde hace tiempo nos lo ha comentado”, añade González.
En este caso, al tratarse de una corsetería, estas comerciantes defienden la especialización, el asesoramiento, el trato cercano y la garantía de calidad, al trabajar con fabricantes a los que conocen bien.
Algo parecido argumenta Enrique Ruiz, de Electricidad Ruiz, segunda generación en un establecimiento con más de medio siglo, que nació como Radio Ruiz y ha sabido adaptarse a una sociedad cada vez más cambiante.
Ruiz, que es informático, ha realizado una labor importante inventariado a través de un programa las más de 500.000 referencias que tiene en la tienda pero, además, ha dado pasos importantes en comercialización y servicio al cliente a través de una página web y con presencia en las redes sociales, sobre todo en Facebook, donde asesora, recomienda y presenta novedades.
En su opinión “la Calle Real ha cambiado mucho y lo peor es que ha perdido servicios dando paso a tiendas de moda”. Tanto es así que este establecimiento puede casi catalogarse de “rareza” en el casco histórico y, como anécdota, algunos turistas japoneses entran en él para comprar en plan souvenir.
El secreto para mantenerse durante tantos años es “apoyar mucho la fidelización del cliente, aconsejar, explicar y probar todo antes de ponerlo a la venta”, afirma este empresario.
El 3 de diciembre abría en la Calle Real ‘Casa Catalina’, una nueva frutería que parece de las de toda la vida. Al frente de la tienda está Catalina Antonio, encantada con la buena acogida que ha tenido. “Me dicen que hacía mucha falta, sobre todo porque abrimos incluso fines de semana, también los festivos por el reparto de pan”.
“He buscado que tenga el ambiente de una tienda de barrio tradicional, no somos un supermercado pero intento tener casi un poco de todo”, comenta esta comerciante que ha apostado también por precios normales aunque el establecimiento se encuentre en pleno centro de la ciudad.
Estas experiencias demuestran que no hay una única fórmula válida a la hora de emprender en el sector del Comercio. El presidente de la Agrupación de Comerciantes Segovianos (ACS), Manuel Muñoz, asegura que nadie puede conocer “hacia dónde se encamina el modelo de negocio”, aunque mantiene que el camino está en trabajar juntos en tecnologías, formación y “aprovechar sinergias”.
Reclama también que los responsables de la ciudad “faciliten” que los habitantes de la provincia puedan comprar en Segovia.
El Informe ‘Situación de la Franquicia en España’, de la consultora especializada Tormo y Asociados, indica un auge de la franquicia en los últimos años. Los 120 establecimientos franquiciados de la provincia facturaron en 2011 por valor de 35 millones de euros, invirtieron 13 millones y emplearon a casi medio millar de personas.
Para Muñoz “las franquicias tienen su problemática como todo, unas pocas son un éxito pero hay miles que han tenido que cerrar porque no son viables”.
Francisco Javier Muñoz, que tiene desde hace 23 años la franquicia de la empresa de transportes MRW en Segovia, a la que accedió después de trabajar para la empresa en otra provincia, dice que la principal ventaja que ha encontrado es “la seguridad”, además de una marca consolidada.
Manuel Tejedor, que trabajaba en la construcción, encontró una alternativa en un producto “muy reciente”, la rehabilitación de tuberías sin el engorro de una obra. Franquiciado de ANAVI no sólo en Segovia, también en otras tres provincias de la región, valora de este modelo, además del suministro de material, “el asesoramiento constante”.
