Desde hace casi quinientos años, Corpus Christi es, en la provincia de Segovia, una de las festividades más importantes de la Iglesia Católica. Un documento fechado en 1607 que se conserva en el Archivo Histórico Provincial de Segovia revela que el día de Corpus Christi de ese año las campanas de las iglesias despertaron a los segovianos a las cuatro de la madrugada, anunciando la eucaristía que iba a celebrarse a continuación en la Catedral y tras la cual tendría lugar la procesión.
Aunque el paso de los siglos ha ido variando las costumbres, todavía hoy se pueden encontrar en la provincia huellas de aquellos ritos primitivos… Es el caso de Sepúlveda, donde ayer las campanas de la iglesia románica de El Salvador comenzaron a escucharse muy temprano, a las 6,45 horas. Los cofrades del Corpus Christi se encargaron de su volteo, durante un largo rato, suficiente para que todo el vecindario se percatara de la fiesta.
Para los cofrades del Corpus Christi, la jornada no había hecho más que empezar. Tras bajar del campanario se encargaron de alfombrar con hojas de chopo las calles por las que debía pasar la procesión, colocando además ramas en puertas, ventanas y balcones.
Aunque fue el papa Urbano IV quien, en 1264, instituyó la festividad del Corpus Christi, su popularización no se produjo hasta mucho tiempo después, cuando el papa Nicolás V comenzó, a mediados del siglo XV (1447) a salir en procesión por las calles de Roma mostrando la Hostia. Los fieles acogieron con fervor esta fiesta, y por todas las partes aparecieron espléndidas demostraciones de amor a la Eucaristía. Hoy en día, la procesión sigue siendo la principal expresión pública de la fiesta. En los pueblos segovianos el espectáculo siempre resulta colorido. Se sacan a los balcones las mejores colchas, sábanas bordadas, mantones… y además las calles se llenan de cantueso y mil flores del campo…
En Sepúlveda, tras la eucaristía en la iglesia de la Virgen de la Peña, el Santísimo salió bajo palio en dirección a El Salvador. La Banda Municipal amenizó todo el recorrido, con música solemne. Los niños y niñas de la Primera Comunión fueron lanzando pétalos de rosa. Como es habitual, el Santísimo paró dos veces, en sencillos altares elaborados por vecinos de la localidad. Una imagen de la Virgen del Amor Hermoso se unió a la procesión en la Plaza Mayor. Aunque el cielo amenazó lluvia, solo chispeó al final.
Una vez acabada la procesión, los cofrades del Corpus Christi marcharon a la denominada “Casa del Señor”, donde esta cofradía fundada en el siglo XVI ofrece la ‘colación’, consistente en la entrega de un pan y un trozo de queso. A cada rato, el ‘alcalde’ de la cofradía del Corpus Christi se dirigía a la puerta, para dar la entrada a un nuevo hermano. El novicio debe ponerse de rodillas y el alcalde le hace jurar que cumplirá los estatutos de la hermandad. Acabado este rito, se invita al ya hermano a tomar vino, que se ofrece en un ancestral vaso de plata.
Desde el Corpus Christi hasta la celebración de la Octava , en Sepúlveda la “Casa del Señor” se convierte en el eje de la vida social, ya que son numerosos los cofrades que acudirán a ella a merendar.