Difícilmente el aficionado seguidor del atletismo encontrará una carrera popular más “popular” que la que en la mañana de ayer se celebró en Cabañas de Polendos. Porque todas las carreras populares tienen su hecho diferencial, pero la primera edición de la Carrera “Entre viñedos” tuvo todo el encanto de los eventos realizados con los medios justos, pero con todo el cariño y la voluntad de que las cosas salgan bien.
Si a esa voluntad de la organización se le unen el buen “rollo” que mostraron los participantes, un trazado espectacular (por lo bello, y por lo duro) de 14 kilómetros entre los términos municipales de Cabañas de Polendos y La Mata de Quintanar, y el hecho de que Cabañas albergara un rastrillo popular, no es de extrañar que el ambiente durante las tres horas que duró la prueba fuera de lo más ameno.
Fueron cerca de un centenar los atletas de todas las edades que con buen ánimo se presentaron en la línea de salida situada en la plaza Mayor de Cabañas para tomar parte en una prueba que inesperadamente tuvo que “competir” con otra carrera pedestre, la de Torredondo, en una muestra más de la buena salud de la que gozan las carreras populares en Segovia, pero también de que comienza a hacerse más que necesario elaborar un calendario conjunto para que todas las pruebas puedan tener su protagonismo. Por delante, 14 kilómetros bajo un sol que, sin apretar de firme, sí puso una nota de dureza en una prueba en la que, al no haber un favorito claro para la victoria, hubo un “desgobierno” en la cabeza de carrera hasta que el recorrido obligó a cada uno de los participantes a encontrar su propio ritmo para no terminar fundidos.
La sorpresa para los atletas llegó casi mediada la prueba, cuando una fuerte subida de dos kilómetros (que a alguno se le hizo bastante más larga) obligó a realizar un esfuerzo extra que terminó por decantar las posiciones en la clasificación. Fue en ese tramo donde los más fuertes de la carrera dirimieron la victoria final, y donde David Olmedilla, hermano del jugador de la Segoviana Manu, que también disputó la prueba, demostró ser el más fuerte en el exigente trazado, con el ex-jugador del CD La Granja, Jorge Migueláñez, siguiéndole lo suficientemente cerca como para que el ganador final no viera segura la victoria hasta que no cruzó la línea de meta.
Por detrás de ellos comenzaron a llegar participantes, hasta alcanzar el número de 86, que se fueron mezclando con los marchadores que habían salido a completar el recorrido una hora antes. Todos ellos coincidieron en calificar la carrera Entre viñedos como “dura, pero bonita”. Y si al final hay fruta, bebida, y un torto (o un bocadillo de nocilla si se tercia) para los participantes, pues es normal que al final todos, miembros de la organización y participantes, celebraran el final de la carrera con la sensación del trabajo bien hecho. Y seguro que habrá un buen número de aspectos que mejorar, pero eso se hará sobre la base de una gran primera edición de la carrera de Cabañas.
