Decía Antonio Machado que «el que espera, sabe que la victoria es suya». Este alegato a la paciencia se derrumba por algunos episodios que pueden llevar a la desesperación. Porque la ingenuidad del ilustre poeta sevillano se destapa con la sabiduría popular ( «el que espera, desespera») y la absoluta falta de profesionalidad de algunas empresas; en este caso de la italiana Tecnobús, pionera en la fabricación de microbuses eléctricos. Esta empresa acumula decenas de quejas en España por parte de quienes adquirieron su modelo de autobús eléctrico, el Gulliver. Tal es así que ciudades como Madrid o Sevilla optaron por retirar este modelo de microbús de sus calles ante las constantes averías y la tardanza de respuesta del fabricante en la reposición de piezas. No pasa un día en el que no se arrepientan desde el Ayuntamiento y «Urbanos de Segovia», adjudicataria del transporte público, por la compra de uno de estos autobuses, que en Segovia se denomina como «ecobús» y presta la línea 9 (Acueducto-Casco Antiguo).
Con independencia del ramillete de averías que sufrió desde su puesta en marcha, en 2007, este microbús, con capacidad para 28 personas, estuvo en 2010 cuatro meses en los talleres de la empresa «Urbanos de Segovia», privando del servicio a segovianos y turistas, sus principales usuarios. Como la historia se suele repetir, otra avería ha dejado el ‘ecobús’ otros cuatro meses en los talleres; concretamente 129 días, a fecha de ayer. Y es que el pasado 19 de junio el microbús sufrió un nuevo fallo y fue trasladado al taller, en el polígono de Hontoria. El motivo era el mismo que la vez anterior: un fallo en las baterías del autobús y la falta de piezas de repuesto.
Pero hoy los segovianos tienen que estar de enhorabuena, porque, más de cuatro meses después de que fueran encargadas, las nuevas baterías del ‘ecobús’ ya están en Segovia y los mecánicos de «Urbanos de Segovia» trabajan a destajo para incorporar las piezas y que el vehículo pueda regresar en los próximos días a las calles de la ciudad.
La historia del ‘ecobús’ y el periplo para su mantenimiento son dignos de un monólogo del «Club de la Comedia». Y llamarían a la risa si no fuera por la fuerte inversión que realizó el Ayuntamiento en la compra del vehículo y que la estancia obligada y casi permanente del ‘ecobús’ en los talleres ha imposibilitado a centenares de usuarios a desplazarse por buena parte del casco antiguo en transporte público.
Las baterías del modelo Gulliver se traen desde Suiza, a través de Italia, donde Tecnobús fabricó este modelo de autobús eléctrico que adquirió el Ayuntamiento en 2007 a un precio, ciertamente, desorbitado, si se compara con el «mal servicio» que está ofreciendo el fabricante, según se admite desde el Ayuntamiento.
Una ocupación que podría calificarse de discreta y unas averías, más frecuentes de lo que sería recomendable, marcaron el primer año de circulación de este autobús, que el Gobierno municipal puso en marcha el 1 de octubre de 2007 en el ánimo de «revitalizar» el casco antiguo y dar un servicio de transporte público a los vecinos del casco antiguo.
El principal problema del ecobús han sido sus frecuentes averías, básicamente localizadas en su batería, que le han obligado a estar inoperativo demasiado tiempo, fundamentalmente en los meses del invierno. De hecho la primera expedición que tuvo el microbús tuvo que anularse. Entonces, aquel 1 de octubre de 2007, el vehículo no llegó puntual a la cita por una «causa mecánica».
Se gastaron 238.000 euros en la compra del vehículo, un modelo Gulliver Eléctrico, el mismo que adquirieron ciudades como Madrid, donde ya han sido retirados de la circulación, precisamente, por sus continuas averías.
«Urbanos de Segovia» tiene en sus talleres un stock de repuestos de piezas del vehículo, donde no están las baterías. ¿El motivo?. Por su alto coste. Según fuentes consultadas, unas baterías nuevas del modelo Gulliver cuestan la friolera de 60.000 euros.
Al parecer, el coste de las piezas corre a cargo de «Urbanos de Segovia» y no del Ayuntamiento, que, como es obvio, tampoco puede exigir a la empresa que tenga en su almacén unas piezas tan caras.
Y la crisis económica ha dejado al Ayuntamiento sin capacidad para adquirir otro vehículo que sustituya a este microbús.Las baterías se pidieron el mismo 19 de junio en que se averió el ‘ecobús’. Las previsiones más optimistas pasaban entonces por que las piezas llegasen a Segovia una semana después, a finales de junio. Pero lo cierto es que han llegado 129 días después, algo inaudito. Seguro que a estas alturas Antonio Machado ya habría perdido la paciencia. Y en este caso la culpa es de Europa, no de España. Que lo tenga en cuenta la canciller Merkel y el Banco Central Europeo.
