El barrio de San Millán, y la cofradía titular de la parroquia volvieron un año más a honrar al escultor cuyo cincel labró las dos impresionantes imágenes que participan en las procesiones de la Semana Santa segoviana.
El homenaje a Aniceto Marinas tuvo lugar un año más en el monumento dedicado a su figura que se exhibe en los Jardinillos de San Roque, y la cofradía encomendó al presidente de la Federación Empresarial Segoviana (FES), Pedro Palomo la tarea de pronunciar el panegírico en el que año tras año se glosa su vida y su obra.
Palomo, acompañado por el presidente de la cofradía, Miguel Angel Clemente, subrayó su estrecha vinculación con el barrio de San Millán, cuya iglesia “es una estampa que me acompaña a lo largo del día”.
El presidente de la patronal segoviana compartió con sus convecinos los “sentimientos” al contemplar las imágenes de la Virgen y el Cristo creadas por Marinas hace 80 años, destacando el “dolor profundo y digno” de La Soledad al Pie de la Cruz y el “sufrimiento humano y misericordia divina” que muestra el rostro del Cristo en su Última Palabra”.
Palomo destacó la personalidad “bondadosa” de Marinas así como su inmensa capacidad artística de escultor “intenso, recto y pasional” sin la que no se puede entender su obra tanto religiosa como civil.
Además, destacó el “amor al trabajo” demostrado por Marinas a lo largo de toda su carrera, y señaló que el escultor es un digno representante de la “cultura del esfuerzo de la que ahora hablamos tanto y que debemos recuperar para las nuevas generaciones”. En otro de los apartados de su panegírico, Pedro Palomo alabó el hecho de que Marinas consiguiera ser “profeta en su tierra·, y señaló que Segovia es “buena escuela y buen retiro para los artistas, ya que Segovia inspira”.
Tras pronuniciar su panegírico, largamente aplaudido por todos los asistentes, Pedro Palomo recibió la medalla de la Cofradía de San Millán, y fue el mismo el encargado de depositar un ramo de flores en el busto que recuerda su efigie.
