El pleno del Parlamento Europeo ha reclamado en un informe adoptar medidas urgentes para reducir a la mitad, de aquí a 2025, el despilfarro de alimentos en la UE.
Por ejemplo, apunta a diversificar el tamaño de los envases, clarificar las fechas límite de consumo, introducir objetivos en los Estados miembros para reducir los residuos alimentarios u ofrecer una asignatura sobre alimentación en la enseñanza.
La mitad de los comestibles que se compran al año se tiran en el conjunto de la UE, donde sin embargo viven 80 millones de personas por debajo del umbral de la pobreza y 16 millones dependen de la caridad, según datos de la Comisión.
Cada ciudadano produce 179 kilos de residuos anuales, lo que supone un total de 89 millones de toneladas en el conjunto de los países miembros. Aunque el Ejecutivo comunitario prevé que éstos aumenten de aquí a 2020, si no se toman medidas para evitarlo, hasta los 126 millones de toneladas, es decir, un 40 por ciento más.
Con estos datos sobre la mesa, los eurodiputados reconocen su preocupación por el hecho de que se tiren a diario alimentos en perfecto estado y piden a la Comisión Europea que presente medidas prácticas para lograr reducir a la mitad este despilfarro de aquí a 2025.
El informe sugiere medidas para paliar esta circunstancia como, por ejemplo, diversificar el tamaño de los envases para permitir al consumidor adquirir raciones más adecuadas a sus necesidades y defienden que el etiquetado con doble fecha límite -para la venta y el consumo- pueden contribuir a reducir este derroche.
También solicitan que aclaren a la población indicaciones en etiquetados como consúmase preferentemente antes del, fecha límite y fecha de caducidad con objeto de «reducir la incertidumbre sobre la comestibilidad de los productos y de facilitar al público información precisa» tras recordar que el 18 por ciento de los consumidores comunitarios no comprenden la expresión consúmase preferentemente antes del.
Igualmente, sugieren la posibilidad de introducir objetivos específicos para los distintos Estados con vistas a disminuir los residuos de comida y defienden que cada país autorice a los comerciantes a bajar el precio de los alimentos frescos por debajo del coste de producción cuando estén próximos a la fecha de caducidad, con el fin de mermar a la mitad los comestibles no vendidos que acaban en la basura.
Los europarlamentarios apoyan, asimismo, reorientar los programas de distribución de productos de boca entre los más desfavorecidos en la UE para evitar el desperdicio, saludan las iniciativas que ya se han adoptado en algunos lugares en este sentido para recuperar, a nivel local, los alimentos no vendidos para luego repartirlos entre los más pobres y piden a la Comisión Europea priorizar contratos públicos para empresas que distribuyan de forma gratuita los productos no comercializados entre los más necesitados.
También proponen que se introduzca una asignatura sobre alimentación en todos los niveles de enseñanza y que la Comisión y los Veintisiete proclamen el año 2014 como el Año Europeo contra el Desperdicio de Alimentos, algo que a su juicio «sería un importante instrumento de información y promoción para sensibilizar a los ciudadanos y llamar la atención de los Gobiernos.
