El Consejo Asesor del ‘Instituto de la Cultura Tradicional Manuel González Herrero’ deberá decidir, en su próxima reunión, si las actividades musicales que organice se aglutinan en una sección que lleve por nombre el del ilustre folclorista nacido en Valverde del Majano.
El PSOE defendió, en el último pleno de la Diputación, una moción en la que solicitaba que toda la actividad musical del Instituto de la Cultura Tradicional lleve el nombre de Agapito Marazuela. El diputado socialista Jesús Bravo indicó que la pretensión de dicha iniciativa no era la de contraponer la figura de Marazuela a la de González Herrero, sino reconocer el trabajo del que a su juicio fue “el mayor exponente de la cultura tradicional en Segovia”, en referencia al músico. Bravo recordó que, en su intensa labor etnográfica, Marazuela recorrió los rincones de Castilla y León dispuesto a registrar, con la ayuda de su excelente oído, las canciones que el paso del tiempo habían condenado al olvido. Una parte de esa labor le sirvió para publicar su famoso “Cancionero de Castilla la Vieja”. El diputado socialista también señaló que en enero de 1978, la Diputación le concedió a Marazuela la Medalla de Oro .
El presidente de la Diputación, Francisco Vázquez, asumió la responsabilidad por el nombre del Instituto de la Cultura Tradicional, agregando que, una vez creado, creyó conveniente no interferir en sus actividades, “para que nadie pueda hablar de dirigismo cultural”. En ese sentido, estimó que quien debería decidir sobre la propuesta del PSOE no fuera el pleno, sino el Consejo Asesor del propio Instituto de la Cultura Tradicional. “No quiero que el pleno imponga nada, que sean ellos quienes tomen esa decisión”, agregó Vázquez.
El PSOE, que en principio solicitaba una votación del pleno, acabó aceptando la propuesta de Vázquez, por lo que la corporación dejó en manos del Consejo Asesor la decisión final.
Breve trayectoria
Nacido en Valverde del Majano en 1891, Marazuela era hijo de una familia humilde. En 1898 se sometió a una delicada operación de cataratas que le costó la pérdida de la visión del ojo derecho y parte de la del izquierdo. En vista de que no podía trabajar en el campo, su padre le mandó a Valladolid, donde tomó clases de dulzaina con Ángel Renedo. En 1923 se instaló en Madrid, donde perfeccionó sus conocimientos autodidactas de guitarra. Su pasión por la música le llevó a participar en el Concurso Nacional de Folclore, lo que le hizo recopilar cánticos para su “Cancionero de Castilla”. En 1932 se afilió al Partido Comunista y, después de la Guerra Civil, estuvo preso durante varios años. En 1952 se asentó de nuevo en Segovia, donde comenzó a subsistir dando clases particulares de música. Falleció en Segovia hace tres décadas, en el año 1983.
