Fue durante décadas uno de los poetas malditos. Como el de Federico García Lorca, el nombre de Miguel Hernández no podía pronunciarse en este país, el suyo, porque sus ideas políticas eran contrarias a las del aparato dictatorial que gobernó España durante 40 años. Sus libros, prohibidos; sus poemas, ocultos; su voz, acallada.
En los últimos años de la dictadura, cuando el régimen daba sus últimos coletazos, Joan Manuel Serrat editó un disco en el que musicaba parte de los poemas de Hernández; 37 años después ha recuperado aquel espíritu y aquel trabajo en un nuevo disco, “Hijo de la luz y de la sombra”, que está presentando en distintos puntos de España y que el viernes llegó a La Granja, dentro del programa de las Noches Mágicas.
El espectáculo es un completo repaso por la obra del poeta alicantino. En él hay espacio para su obra más comprometida políticamente, los poemas que él mismo recitaba en las trincheras republicanas durante la guerra; para la denuncia social; para los poemas de amor, tanto a las mujeres que pasaron por su corta vida como al único hijo que le sobrevivió; e incluso para textos más amables, como el dedicado a las palmeras levantinas.
Por supuesto, la valoración de la poesía depende fundamentalmente de la sensibilidad del que escucha, pero hubo momentos que todos los espectadores compartieron con emoción: las archiconocidas “Nanas de la cebolla”, escritas ya desde la cárcel a su hijo, poco antes de su muerte; los maravillosos versos de amor de “Tus cartas son un vino”; “El niño yuntero” o “El hambre”, que hablan de una sociedad radicalmente injusta o la conocida “Elegía” a su amigo Ramón Sijé, también muerto muy joven, con poco más de veinte años.
Pero sin duda el momento más emotivo de la noche fue la interpretación de “Para la libertad”. Especialmente acertado el montaje proyectado de periódicos y revistas que repasaban toda la Transición, representando esa libertad por la que Hernández, como tantos otros, sangró, luchó y pervivió, y que muchos no llegaron a ver. Emocionante.
Por lo demás, sólo decir que Joan Manuel Serrat, pese a sus éxitos y sus discos vendidos, sabe ponerse al servicio de los poemas y que, como hiciera también con Machado, la música contribuye a transmitir el mensaje, manteniendo la intención del poeta. El grupo de seis músicos que acompañó a Serrat contribuyó al éxito de un recital que prácticamente completó el aforo, cerca de 2.000 personas, del patio de la Real Fábrica de Cristales.
Espectáculo: Hijo de la luz y de la sombra. Poemas de Miguel Hernández.
Intérpretes: Joan Manuel Serrat.
Ricardo Miralles (dirección artística y piano), José Mas ‘Kitflus’ (teclados y programaciones), Vicente Climent (batería y percusiones), Israel Cuenca (guitarras), Tania Mesa (viola), Víctor Merlo (contrabajo y bajo eléctrico).
Espacio escénico: Miguel Brayda.
Diseño de iluminación: Óscar Gallardo.
Lugar: Real Fábrica de Cristales de La Granja. Noches Mágicas.
Fecha: Viernes 30 de julio de 2010.