El alemán Andre Greipel, del Lotto, sumó ayer su segundo triunfo consecutivo en el Tour de Francia tras adjudicarse la quinta etapa, disputada entre Rouen y Saint Quentin sobre 196,5 kilómetros, por delante del australiano Matthew Goss (GreenEdge) y el argentino Juan José Haedo (Saxo Bank).
El germano acumula ya tres victorias en la ronda gala, dos en el de 2012 y una en 2011, en una nueva demostración de poderío frente al pelotón de velocistas, entre ellos un impotente Mark Cavendish, quinto, y el cántabro Óscar Freire (Katusha), séptimo, que se asomó a los primeros puestos a escasas semanas para los Juegos.
El decimoquinto éxito de Greipel en 2012 tuvo un punto de suspense, pues una nueva ‘montonera’ a menos de 3 kilómetros para la meta provocó un cierto caos en un pelotón lanzado a la caza de cuatro corredores, los franceses Matthieu Ladagnous (Française des Jeux) y Julian Simon (Saur-Sojasun), el español Pablo Urtasun (Euskaltel) y el belga Jan Ghyselinck (Cofidis), que se escaparon en el kilómetro uno.
El cuarteto estuvo cerca de dar la sorpresa, ya que Ghyselinck saltó de la fuga poco antes del último kilómetro y llegó en solitario a falta de 400 metros, el español Urtasun le superó, pero, a tan solo 200 metros, el corredor del Euskaltel dejó de dar pedales al ver cómo le adelantaban Greipel y compañía como un misil.
En los metros finales, el velocista del Lotto volvió a quedarse sin rivales, pues a Cavendish no le alcanzaban las piernas y Peter Sagan se había quedado atrapado, como el de la Isla de Man la víspera, entre las bicis y tubulares retorcidos de la nueva caída cercana a la línea de meta.
«Ha sido uno de los sprints más duros de mi vida», apuntó el sprinter del Lotto, tras una intensa jornada en la que el suizo Fabian Cancellara (RadioShack) conserva un día más el jersey amarillo.
Hoy se disputa la sexta etapa entre Epernay y Metz (207,5 kilómetros), de perfil muy rectilíneo, con solo un puerto, la Cote de Bruxieres, de cuarta categoría y a más de 60 kilómetros para la llegada.
Por otro lado, el español José Joaquín Rojas (Movistar Team) fue intervenido ayer de la triple fractura de clavícula que se sufrió el pasado lunes en una caída en la tercera etapa de la ronda gala, tras lo cual ha mostrado su intención de llegar a los Juegos Olímpicos. «Voy a poner todo de mi parte para poder estar en la cita. Quedan 23 días y espero estar pocos días parado para que ese trabajo, que ya está hecho, no se pierda», confesó.
Al margen de la intervención, el excampeón de España tendrá que regresar al hospital en varias ocasiones para someterse a revisiones. «Si todo va bien, espero volver al rodillo este mismo sábado y, cuando los médicos lo crean oportuno, regresar a la carretera».
Por último, Rojas espera que el equipo Movistar consiga algo grande. «Ha sido una pena tremenda dejarles allí, sobre todo este año con el equipazo que teníamos. Estoy convencido de que van a hacer un gran Tour», sentenció.
