La canciller alemana, Angela Merkel, dio ayer un tropezón más en su camino a las elecciones federales del próximo año con un decepcionante resultado en los comicios de la región de Renania del Norte-Westfalia en los que el partido que lidera, la Unión Cristiano Demócrata (CDU), cosechó un pobre 25,9 por ciento de los votos, el peor resultado para la formación conservadora desde la II Guerra Mundial. El vencedor de la cita con las urnas fue el Partido Socialdemócrata (SPD) con un 38,8 por ciento, por lo que Hannelore Kraft podrá reeditar su actual coalición con Los Verdes (12,1 por ciento) o incluso gobernar en minoría con acuerdos puntuales con partidos de la oposición.
La reelección de Kraft como primera ministra en el estado federado tienen su proyección nacional. Este land del oeste del país es el más poblado, con 18 millones de habitantes, y sus comicios suelen interpretarse como un termómetro electoral para las generales. El debate sobre el futuro de Kraft en Berlín quedó por tanto abierto de inmediato.
Hoy comienza la carrera por la Cancillería, titulaba Bild, el diario más leído de Alemania. «Si Kraft se acerca a la marca del 40 por ciento de los votos, será inevitable que tenga que aceptar la candidatura de canciller por parte de los socialdemócratas del SPD», detallaba el rotativo.
También el Handelsblatt destacaba que los tres posibles aspirantes que manejaba hasta ahora el SPD -Sigmar Gabriel, Peer Steinbrück y Frank-Walter Steinmeier- no ganaron nunca unas elecciones, por lo que ninguno es de verdad peligroso para Merkel. Pero Hannelore Kraft sí lo es.
El propio Gabriel, jefe del partido, reconoció que «por supuesto» el SPD toma en cuenta a Kraft para 2013. «Un resultado tan convincente la convierte automáticamente en posible candidata», concluyó el dirigente
Kraft, cuyo apellido significa fuerza en alemán, tiene una biografía clásica de los líderes socialdemócratas. Nacida en una familia humilde de la cuenca del Ruhr y primera de su familia en terminar el bachillerato, se diplomó en Economía e inició su carrera como asesora empresarial antes de ingresar al SPD en 1994.
A sus 50 años, Kraft comparte con Merkel el factor sorpresa de ser mujer, una carrera de lucha y de éxitos y un peinado notablemente similar. Pero los parecidos terminan ahí. Apodada Landesmutter (matriarca del Land), Kraft emana una imagen mucho más cercana y maternal. A diferencia de la actual dirigente, personalidad científica forjada en el estudio de la Física, la socialdemócrata tiene un hijo y da una gran importancia a la vida familiar.
«Hicimos lo correcto: poner el acento en las personas», sentenciaba con una sonrisa a los partidarios que celebraban su triunfo gritando: «¡Ber-lín! ¡Ber-lín!».
Las consecuencias ante este nuevo varapalo del partido gobernante en la capital germana fueron inmediatas y en forma de dimisión. Así, el candidato de la CDU a estas elecciones regionales y ministro de Medio Ambiente, Norbert Röttgen, presentó su dimisión al frente de la formación y cargó sobre sus hombros toda la responsabilidad de la derrota.
«Yo he perdido estas elecciones, ha sido la campaña que yo he propuesto, con mis temas, con mi estilo… Tanto en el contenido como en la estrategia la responsabilidad ha sido mía y, por tanto, asumo exclusivamente toda la responsabilidad», aseveró.
