Varios opositores sirios denunciaron ayer el uso de «gases prohibidos internacionalmente y de bombas de clavos» por parte del régimen de Bachar Al Asad.
Bajo el título de Un ramadán sangriento, hasta cuándo el silencio árabe e internacional, los detractores del presidente condenaron, una vez más, las masacres que han cometido los cuerpos de seguridad sirios desde el comienzo del mes de ayuno musulmán, el 1 de agosto. «Lo nuevo en las protestas es el uso de gases que están prohibidos internacionalmente y de bombas de clavos para causar un número mayor de heridos», afirmó Fahd al Masri, un portavoz de la comunidad siria.
Por otra parte y ajeno a este contexto, el dirigente sirio lanzó el decreto que abre oficialmente su país al multipartidismo, cinco meses después del inicio de las protestas en favor de reformas y tras recibir la condena del Consejo de Seguridad de la ONU.
Según la nueva ley, los habitantes del país asiático tendrán derecho a formar partidos con el objetivo de activar la vida política y la participación de los ciudadanos en esta.
Asimismo, se declara totalmente prohibido que un conjunto tenga bases religiosas, sectarias o tribales, o discrimine por diferencias de raza o sexo.
Otro punto destacado es que las actividades no deben incluir la formación de órganos militares públicos o secretos, ni deben usar la violencia.
