Era un secreto a voces y desde ayer es algo ya público. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, confirmó anoche que optará a la reelección en los comicios que se celebrarán en abril y mayo. Y lo hará porque tiene «cosas que decir» y «propuestas que hacer» a la ciudadanía.
En una entrevista en prime time en la cadena de televisión TF1, el dirigente sentenció: «Seré presidente y candidato», una decisión que definió como «cargada de sentido» y que admitió tener tomada desde hace varias semanas.
Sarkozy volverá a representar a la Unión por un Movimiento Popular (UMP) en unas elecciones en las que, según los sondeos, parte con desventaja frente al candidato del Partido Socialista, François Hollande, y tras las que, según aseguró hace un mes, se retirará de la política en caso de resultar perdedor.
Horas antes de su anuncio, se hizo público el lema que marcará la campaña de la UMP, La Francia fuerte, un término que el propio mandatario recuperó en la entrevista, durante la cual remarcó que «si la nación es fuerte, estará protegida». Para ello, defendió la necesidad de tomar las decisiones correctas y de evitar que el país sea «débil».
Sarkozy, que poco antes de dar a conocer su candidatura oficial optó por inmiscuirse en el todopoderoso mundo de las redes sociales y se abrió una cuenta en Twitter, viajará hoy a Alta Savoya en su primer desplazamiento como aspirante. Sin embargo, para su primer mitin habrá que esperar hasta el domingo en Marsella.
En su discurso, el inquilino del Elíseo prometió que su campaña «no consistirá en criticar a los demás», sino que habrá propuestas. En este sentido, preguntó a Hollande, en vista de los reproches del socialista contra él, si «no tiene ideas que poner sobre la mesa».
Entre esos dardos del socialista se encontraba la acusación del giro al extremismo de la derecha, con el objetivo de que la UMP robe votantes a la ultraderechista Marine Le Pen.
«Necesito a los franceses, tanto de derecha como de izquierda», señaló, obviando esa acusación.
Consciente de que el país «no puede vivir separado del resto del mundo» y de que debe trabajar para mantener su actual nivel, el presidente lanzó un mensaje en el que ha combinado las palabras «continuidad» y «cambios». Dentro de las reformas previstas, citó las de universidades, pensiones o trabajo.
«Hemos hecho mucho, pero no se puede hacer todo en cinco años. Hemos visto en esta legislatura una crisis de una violencia inédita», admitió el galo, que volvió a defender su propuesta de referéndum sobre «paro, ayudas y formación».
Sarkozy, criticado por la oposición por esta consulta, declaró que «muchos franceses se sienten desposeídos de su poder» en favor de «las élites, los sindicatos, los partidos políticos».
El candidato conservador concluyó que convertirá el trabajo «en el centro de todo» y, si bien defendió las indemnizaciones y ayudas a los parados, al mismo tiempo ha abogado por dotarles de capacidades para reintegrarse en el mercado laboral.
El anuncio oficial a la reelección coincidió en el tiempo con un mitin de Hollande, quien descartó que la confirmación del líder de UMP como cabeza de lista vaya a variar su estrategia de campaña.
«Nada me hará cambiar la línea que he elegido. Nada me desviará de mi objetivo, convencer a los franceses», aseguró favorito en los sondeos para llegar al Elíseo.
