La violencia se extiende en Siria. Tras las masacres cometidas en Homs y Tremseih, los rebeldes y las fuerzas de seguridad se enfrentaron ayer en la capital, Damasco, en la segunda jornada de duros combates que obligaron a cientos de personas a huir de la zona. «Hay dos automóviles que se han incendiado en los barrios de Midan y Zahera», declaró un activista, mientras que otro aseguró que el derramamiento de sangre también llegó al distrito de Tadamon, en el sur de la ciudad. A primera hora de la mañana, columnas de tanques y coches blindados transitaron por la carretera principal que conduce a Midan.
Según los opositores al régimen de Bashar Al Asad, los ataques se recrudecieron desde el domingo, hasta tal punto, que hablaron de los más cruentos ocurridos en la capital desde que comenzaron las movilizaciones en marzo de 2011. Al menos 72 personas murieron ayer en distintas zonas a causa de la violencia, incluyendo 15 en el centro de Damasco, según los Comités de Coordinación Local, un grupo humanitario que se encuentra en el país árabe.
Asimismo, el Comité Internacional de la Cruz Roja declaró oficialmente que el conflicto interno de Siria se ha convertido en una auténtica guerra civil, lo cual supone que los bandos enfrentados en el país estarán sometidos a las Convenciones de Ginebra y podrían ser perseguidos por crímenes de guerra.
El Ejército envió refuerzos, según informaron los activistas, quienes en algunas webs mostraron vídeos en los que se escuchan disparos indiscriminados registrados entre Kfar Soussa y Al Messe, un área de la capital siria cercana al palacio presidencial. Para los islamistas esto supone una señal de la cercanía de la caída del régimen de Al Asad y llamaron a los habitantes de Damasco a bloquear calles y lanzar bombas incendiarias contra los vehículos militares.
Algunos residentes escucharon ayer explosiones y disparos. «Pasamos mucho miedo esta noche (por ayer)», explicó una mujer. Además, las fuerzas gubernamentales asaltaron una ciudad de la provincia de Daraa, después de que familiares de un alto cargo del Ejército escaparan a Jordania.
Militares entraron en Karfa y arrestaron a los familiares del general Rustom Ghazaleh que no habían escapado. Ghazaleh, al que la Unión Europea impuso sanciones, habría estado al frente de los servicios de inteligencia en zonas insurgentes cercanas a Damasco.
Por otro lado, el desertor y ex director de la unidad de armamento químico sirio, Adnan Salo, reclamó una intervención militar puntual de la OTAN para derrocar a Al Asad.
Según Salo, los desertores sirios controlan ya el 60 por ciento del país. «Todo lo que necesitamos de la OTAN son dos ataques aéreos sobre el palacio presidencial para derrocar al régimen y seremos capaces de controlar todas las ciudades sirias», explicó al diario Asharq al Awsat.
Un muro infranqueable
El Gobierno sirio está negando los visados a los trabajadores humanitarios occidentales, pero la ONU está tratando de superar los obstáculos para poder ampliar sus actividades en Siria, según informó el director de Operaciones de la Naciones Unidas, John Ging.
«Tenemos pendientes los pases de trabajadores de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia y uno o dos países más a los que se está negando el visado a causa de sus nacionalidades», declaró en Ginebra. Actualmente, el organismo internacional tiene a 60 expatriados en Siria, donde cerca de un millón y medio de personas necesitan ayuda mientras la violencia se intensifica.
