Más de un centenar de representantes sindicales de los empleados particpan en Segovia hoy y mañana en el Hotel Cándido en el congreso que celebra la Confederación de Sindicatos Independientes de Cajas y Afines (CSICA). Su presidente nacional, Luis Alameda, asegura en una entrevista que la reestructuración del sector se ha efectuado de manera precipitada y sin medir las consecuencias. De cara al futuro, pide a los organismos competentes que tengan en cuenta que las entidades financieras deben seguir teniendo sus obras sociales o fundaciones para devolver a la sociedad parte de lo que reciben.
Los dos últimos años han supuesto una reestructuración del sistema financiero con absorciones y fusiones frías que han propiciado entidades cuya solvencia ha quedado en entredicho. ¿Se ha producido de forma ordenada? ¿Se podría haber hecho mejor?
Podría haberse mejorado todo, y lo más importante, debería haberse evitado una reconversión precipitada y de fuerte carácter político. La reestructuración se ha hecho de forma acelerada y muy desordenada, sin tener en cuenta el origen de las cajas. En CSICA tenemos claro que es una reestructuración no solo innecesaria, también inviable, como ya ha quedado patente. En realidad, no era necesario que las cajas perdieran su entidad jurídica y menos su esencia y su historia, tan importante para nuestras provincias. Esta opinión es compartida por muchos de los empleados.
Recientemente una encuesta de nuestra Fundación DEAS ha concluido con que el 96% de los trabajadores, aquellos que conocen la realidad de las entidades, no veían necesaria esta reconversión a la que las cajas se han visto forzadas. La realidad está clara, la nefasta gestión de los políticos, unido a la alta cuota de mercado alcanzada por las cajas, desencadenó unos movimientos rápidos y no medidos maniobrados incluso por los propios bancos y sus directivos que veían a las tradicionales cajas como una amenaza a su mercado natural.
Las previsiones de la UE y del Gobierno de España no son alentadoras a corto plazo, ¿como prevén el futuro desde CSICA? ¿Considera que las previsiones son reales?
Las nuevas previsiones y medidas del Gobierno, como ya vaticinamos, acarrearán más fusiones y que el mercado financiero sea finalmente único, quede reducido a uno, con ocho entidades o diez máximo referencia en el sector bancario en todo el país. La propia ley indica que, si se realizan fusiones, las provisiones se aplazan de uno a dos años, lo que abocará a todas las entidades a volver a sumergirse en procesos de nuevas fusiones.
El nerviosismo queda patente en la retirada de activos de las entidades. Hace unos días el premio nobel Paul Krugman afirmaba que España se verá abocada en unos meses a un ‘corralito’ ¿cree usted que se producirá esa situación?
Sinceramente, confío en que no. Hemos de ser prudentes y tenemos que lanzar un mensaje de tranquilidad, es muy importante mantener una actitud responsable: los directivos, los empleados, pero también los propios ciudadanos. Tenemos que garantizar la disposición inmediata a los ahorros de toda la vida de la sociedad, pero tenemos que evitar también la salida masiva de activos porque daña la imagen de nuestras entidades y, cómo no, la liquidez de la misma. La prudencia y la responsabilidad de todos serán claves para la economía española.
Retomando la cuestión de las fusiones, el deseo inicial de la Junta de conformar una gran caja no fraguó y finalmente cada una ha seguido un camino diferente, ¿Qué opinión le merece?
CSICA no ha intercedido en los procesos de fusión, aunque hemos de reconocer que en ningún caso vimos con buenos ojos la integración única en Castilla y León. Es una cuestión de números, de solapamiento de oficinas y de merma de puestos de trabajo. Se mantenía la posición política y se conseguía una caja fuerte pero, ¿estaban recogidos los intereses de empleados y ciudadanos? Lo dudamos. Ese proyecto no fraguó y las otras uniones, realmente, también son ‘antinatura’, como Caja Burgos en Banca Cívica.
Por su parte, Caja Ávila y Caja Segovia se han visto diluidas en una gran entidad como Bankia, aunque en otras fusiones hubiesen vivido la misma situación. Caja España y Caja Duero han protagonizado una fusión bien llevada, pero mal rematada. Está claro que cuando una entidad está dañada, el intentar forzar su unión con entidades más fuertes concluye con serios problemas de viabilidad, unido además a la inferioridad que ahora representan en la segunda oleada de fusiones. Los directivos deben ser cautos a la hora de cerrar acuerdos y tener miras más amplias, deben bajar a la tierra, observar las necesidades e inquietudes y actuar con responsabilidad, dejando a un lado los intereses políticos, que desafortunadamente tanto han marcado la realidad de nuestras entidades.
La Fundación DEAS, vinculada a CSICA, reveló recientemente un estudio que señalaba la alarmante presión sufrida por los trabajadores por parte de clientes y superiores y su temor a perder el empleo, ¿espera alguna reflexión gracias a este informe?
Tanto desde DEAS, como desde CSICA, esperamos que así sea, con este ánimo lo efectuamos, aunque vista la experiencia tenemos serias dudas de que se escuche a la sociedad y a los empleados. Queremos que esta voz llegue, que dé cordura y realidad a los acuerdos y así lo hemos constatado en todas las mesas de negociación.
¿Realmente los empleados deben temer perder su empleo?
En esta nueva reestructuración las cajas auguran que un 20% de la plantilla total pasa a convertirse, tras las fusiones, en excedentes. Es decir, sobran. La reforma laboral aprobada por el Gobierno ha facilitado que estas salidas se efectúen de la forma más afín a la empresa y en contra del trabajador. Los recortes están sobre la mesa y se van a producir aunque en CSICA vamos a seguir luchando por medidas no traumáticas y alternativas a despidos. El mejor capital que tienen las entidades son sus empleados, aunque los directivos aún no hayan aprendido la lección.
