Si el pasado lunes era Madrid quien se apuntaba a la moda del tupper para que las familias se ahorrasen una media de 90 euros al mes en el menú escolar, ahora es Cataluña quien permite que los escolares llevan su propia comida al colegio. Sin embargo, la decisión de la Consejería de Enseñanza de la Generalitat tiene sus matices, porque los padres de los niños que lleven fiambrera tendrán que pagar alrededor de tres euros al día como máximo por usar el comedor y los electrodomésticos, una cantidad que variará en función de cada centro.
La directora general de Comunidad Educativa del departamento que dirige Irene Rigau, Meritxell Ruiz, señaló ayer que el ahorro de los hogares que opten por esta medida podría acercarse al 50 por ciento del precio del menú, que tiene como tope 6,20 euros.
Ruiz precisó, no obstante, que todavía no está definido el precio a pagar, y que en todo caso variará en función del coste que tiene la infraestructura necesaria -vigilantes de comedor, neveras, servicios de limpieza y facturas de energía, entre otros-, y de los alumnos que acaben optando por la fiambrera.
El importe también podría verse modificado dependiendo de la organización interna de cada escuela, ya que las asociaciones de padres y madres podrían asumir costes, como la vigilancia del menores en el comedor, señalaron fuentes del departamento.
Éste es el primer año en que la Generalitat autorizará el uso regulado de la tartera en instalaciones de enseñanza, motivo por el cual la Agencia de Salud Pública de Cataluña ha elaborado la guía Alimentación saludable en la etapa escolar, que incluye recomendaciones sobre el consumo alimentario.
Los padres, en contra
Por su parte, la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (Ceapa) y la Confederación Católica de Asociaciones de Padres de Familia y Padres de Alumnos (Concapa) consideró «excesivo» que se cobre hasta tres euros al día a los escolares por usar el comedor.
El presidente de la Ceapa, Jesús María Sánchez, calificó de «barbaridad» la medida. «Nos parece una exageración. Estemos hablando de precios de comedor que pueden rondar los cinco euros y que se quiera cobrar hasta tres por la utilización de los espacios nos parece una tomadura de pelo».
En cualquier caso, admitió que la confederación que él preside ya pensaba que se podría dar esta posibilidad y temía que calentar las comidas traídas de casa en el comedor de los colegios «no iba a ser gratis». «Desgraciadamente, hemos tenido razón», precisó.
