Bélgica intenta recuperarse de la masacre del pasado martes en Lieja, en la que un hombre abrió fuego indiscriminado en una plaza y, después, se suicidó. «El país está en shock», aseguró ayer la ministra del Interior, Joëlle Milquet, resumiendo el sentir de la población.
Nordine Amrani, de 33 años, sembró la desolación en esa localidad del este de Bélgica. El resultado: cinco muertos -entre ellos el asesino- y más de un centenar de heridos, varios de ellos aún en estado crítico.
Tras la confusión vivida a lo largo de toda la jornada, poco a poco se van conociendo nuevos detalles del crimen.
Amrani suma a su macabra cuenta una nueva víctima mortal, pues la Policía encontró el cadáver de una mujer de 45 años en su vivienda. La fallecida, trabajadora doméstica en casa de un vecino del homicida, habría sido asesinada de un tiro justo antes de la matanza.
El ataque, llevado a cabo en plena «hora punta» en el centro de Lieja, podría haber estado planificado. Al parecer, el agresor efectuó la víspera de la masacre una transferencia de dinero a su novia, incluyendo un mensaje que rezaba: Te quiero, mi amor. ¡Buena suerte!
El asesino debía presentarse el día de los hechos en una comisaría por una acusación de agresión sexual, cita a la que nunca acudió.
El hombre disfrutaba de libertad condicional desde octubre de 2010, tras haber sido condenado a 58 meses de cárcel por asociación delictiva. También tenía antecedentes por robo con violencia y detención ilegal.
Fanático de las armas, Amrani se dirigió al centro de Lieja cargado de todo un arsenal: varias granadas, un fusil automático y una pistola, con los que abrió fuego de forma indiscriminada desde una de las terrazas que domina la plaza Saint Lambert. El resultado podría haber sido peor, pues el asesino todavía tenía en la bolsa que portaba más municiones.
En total, cuatro personas perdieron la vida en la plaza Saint Lambert: el agresor, un joven de 15 años que murió en el acto y otros dos menores que fallecieron posteriormente por las heridas.
La ciudad trata ahora de volver a la normalidad, pero con el recuerdo a las víctimas, a las que se homenajeará el próximo domingo.
