Advertía la actriz Nataliya Fisson al comienzo de Naftalina, el divertido y peculiar cabaret que MUCES programó ayer en la Plaza Mayor, que “nosotros no esperamos que la gente sonría, obligamos a sonreir lanzando gas alegre”.
Lo cierto es que los tres excelentes actores de la compañía de San Petersburgo Comic-Trust no necesitaron de ningún artificio para que las sonrisas, y en algunos momentos sonoras carcajadas, se extendieran por un público más o menos aterido de frío que no llenaba la plaza pero que lo pasó en grande con esta apuesta arriesgada en la que los géneros se superponen con aparente facilidad. Si embargo, detrás del trabajo de Fisson y sus dos compañeros, Igor Sladkevich y Nikolay Kychev, hay muchas horas de ensayo y una trayectoria internacional que comenzó en 1991, de la mano del director de la compañía, Vadim Fisson.
Danza, pantomima, clown… El montaje de Naftalina es ágil y sorprende la variedad de personajes y su gran caracterización valiéndose de pocos recursos, vestuario, a veces máscaras y poco más. Como decía la actriz también al comienzo del espectáculo dirigiéndose al público: “Don’t worry, be crazy” (no te preocupes, sé un loco). Una locura que obligó a los espectadores a permanecer con los ojos bien abiertos frente al escenario ubicado junto a la Catedral, uno de los lugares más desapacibles de la ciudad cuando un frío viento que parece siberiano.
El humor gamberro pero elegante de Comic-Trust lo repartieron ayer personajes como la anciana que echa migas al público, el ángel que se ríe hasta de su sombra, la Muerte, que llama llorosa a su mamá cuando un campesino le arrebata la guadaña o el genial dúo de personas marionetas que bailan con un un repertorio musical que va del clásico claqué al Billy Jean de Michael Jackson.
