Bajo un sol abrasador del que era difícil escapar en la Plaza de los Condes de Gamazo de Boecillo, los vecinos de la localidad vallisoletana se reunieron este mediodía para guardar un minuto de silencio en homenaje a los tres menores con altos grados de discapacidad que fueron asesinados la madrugada del lunes, presuntamente a manos de la cuidadora que los vigilaba en el turno de noche, en un centro de acogida gestionado por la ONG Mensajeros de la Paz bajo la tutela de la Junta de Castilla y León.
“Nuestros chicos, siempre estaréis en nuestro corazón” rezaba la pancarta que, a duras penas, sostenían entre lágrimas difíciles de contener cinco de las siete monitoras que habitualmente se ocupaban del cuidado de las tres víctimas. Junto a ellas, otro menor discapacitado sostenía frente al Consistorio una pancarta donde lanzaba su propio mensaje: “Os quiero para siempre”.
Profundamente compungido regresó al municipio el presidente de Mensajeros de la Paz, el padre Ángel, para asegurar que, “en estos momentos la única manifestación posible es el dolor y la pena por la pérdida de estos niños, que además de la desgracia de estar discapacitados no han podido tener la familia ideal que les debería haber correspondido”.
Según recordó, los tres menores asesinados procedían de familias desestructuradas, y las cuidadoras que los atendían eran quienes hacían las veces de madres. “Ellas ahora están mal, con asistencia psicológica y nuestro deber es apoyarlas. Llevamos 50 años con el proyecto de Mensajeros de la Paz, con cientos de trabajadoras, y yo seguiré apoyándolas en lo que pueda. Nuestra gente, además de ser trabajadoras y profesionales, tienen un corazón tremendo. Es gente buena”, defendió antes de sentenciar que “aquí lo único que queda es llorar y llorar, y agradecer a la mucha gente que nos ha llamado mostrándonos su apoyo”.
Muestras de solidaridad. Hasta Boecillo se trasladó hoy un maremágnum de periodistas movilizado desde todas partes de España, que fue testigo de las muestras de solidaridad y cariño brindado a las trabajadoras del centro y al padre Ángel, por los vecinos del pueblo y por familias como la formada por Mariola y Juan Carlos, cuyo hijo Carlos nació con microcefalia y está postrado en una silla de ruedas. “Es inexplicable lo que ha pasado, quizá esa mujer actuó al no poder soportar la carga emocional… No lo sé”, señalaba Mariola.
Llamada a la normalidad. Instantes antes de la concentración, el Ayuntamiento de Boecillo acogió un breve pleno extraordinario convocado ayer por el alcalde, Pedro Luis Díez, donde la corporación refrendó el decreto de tres días de luto oficial en la localidad. El primer edil aprovechó su intervención para transmitir a la ciudadanía su solidaridad y condolencia «absoluta y sincera» con las víctimas, sus familiares y las trabajadoras de la ONG que gestiona el centro.
