Anders Behring Breivik, el autor confeso de los atentados de Oslo y de la isla Utoya que han causado más de 75 muertos, aseguró ayer en su comparecencia ante el juez que contó con el apoyo de dos células de colaboradores. El sospechoso declaró ser el autor del atentado con bomba de Oslo y del tiroteo de la isla de Utoya, por lo que el magistrado decretó su detención por un período de ocho semanas en régimen de aislamiento.
Su arresto, solicitado por los fiscales, permitirá que los investigadores puedan indagar más sobre la actuación del criminal, que reivindicó ser el único autor de los dos ataques.
El magistrado encargado del caso, Kim Heger, explicó que el ultraderechista permanecerá encarcelado en régimen de aislamiento y que no podrá recibir cartas ni visitas, excepto las de su abogado. El juicio podrá prolongarse durante un año. «El acusado ha hecho declaraciones que requieren más indagaciones», incluida su afirmación de que contaba con dos redes de ayuda en su «organización», apuntó el juez Heger.
Breivik reconoció la autoría de la matanza y explicó que su objetivo era «castigar a la socialdemocracia» por «importar» musulmanes. «El detenido aseguró (ante el juez) que necesitaba perpetrar estos atentados para salvar a Noruega y a Europa occidental de los musulmanes y del marxismo cultural», aseguró una portavoz de Justicia. El apresado explicó que con su acción buscaba «limitar» las posibilidades futuras del Partido Laboral (PA) del país nórdico de acceder al poder, así como mandar una «señal fuerte» que «no pueda ser malinterpretada».
Asimismo, el sospechoso y único detenido hasta el momento en relación con el doble ataque reconoció haber colocado el coche bomba en el barrio gubernamental de Oslo y haber tiroteado, tan solo dos horas después a más de un centenar de los jóvenes de la isla de Utoya.
Por otra parte, ayer también se supo que Anders Behring Breivik había estado en una lista de vigilancia de los servicios secretos noruegos desde marzo, después de que comprara a través de la red productos químicos ilegales, según medios del país escandinavo citados por Sky. No obstante, no se actuó contra él dado que los informes no fueron considerados «relevantes».
La jefa de este departamento de seguridad, Janne Kristiansen, confirmó que el asesino neonazi levantó las sospechas de su departamento, tras haber realizado el pago de 15 euros a una empresa polaca, lo que hizo que ingresara en la lista.
