El curso intensivo de inteligencia artificial organizado por Taiger y la Universidad de Valladolid (Uva) en la Escuela de Ingeniería Informática de Segovia -que se desarrolla entre el 31 de agosto y el 11 de septiembre- ha contando con la presencia de Martín Álvarez, responsable de la Oficina W3C España. Ingeniero informático por la Universidad de Oviedo, Álvarez ha comenzado su intervención retando a los alumnos asistentes a indicar quiénes conocían antes del curso la existencia del W3C y cuántos se aventuraban a indicar los estándares que habían nacido en el seno del consorcio desde su creación. “Siempre nos encontramos con el problema de que incluso la gente del entorno no nos conoce. Llegamos mucho más allá de los estándares que a todos nos suenan: HTML5, XML, hojas de estilo… Vamos bien citando estas referencias, pero si tenemos en cuenta que son más de 350 nos haremos una idea de la magnitud de la actividad del W3C”.
En 1989, Tim Berners-Lee trabajaba como consultor en el CERN de Ginebra. Físicos y matemáticos investigan y anotan el resultado de sus experimentos en distintos formatos y redes. Berners-Lee propuso una arquitectura que armonizara y dotara de eficiencia a toda esa información y que resultó ser el primer boceto de la web actual. La World Wide Web fue aprobada en 1990 y en sus inicios tuvo la confianza fundamentalmente del ámbito académico (universidades estadounidenses) en las que también creció el número de servidores, de fabricantes de navegadores, etc. Ante ese incremento exponencial de la web, en 1994 Berners-Lee decide crear el W3C (hoy sigue siendo su máximo responsable), un organismo sin ánimo de lucro que permite aglutinar a administraciones y organismos públicos, organizaciones privadas, empresas de diverso tamaño… “Todos interesados en que la web evolucione y en hacerla cada día más útil para la sociedad”, ha señalado Álvarez. “El W3C trata los temas sociales en clave tecnológica. Cambia la industria, la educación, el comercio y, en paralelo, Internet está presente en nuestro bolsillo o en nuestros porteros automáticos. En todas partes. Debemos ser coherentes con el crecimiento de lo que nos rodea”.
El equipo del W3C está conformado por unas 80 personas, encargadas de coordinar de forma administrativa los grupos de trabajo del consorcio. “Pensareis que son pocos trabajadores. Y lo cierto es que así es, porque quienes acometen el trabajo de evolucionar la web y de hacerla crecer tecnológicamente son los organismos y empresas que ceden trabajadores a los grupos de trabajo; miles de personas que son coordinadas por la gente del W3C”. Un universo en el que también habitan los grandes gigantes tecnológicos globales y en el que no siempre es fácil llegar al consenso. “Siempre, siempre, siempre se consensua el trabajo, y esto muchas veces no es fácil en una mesa en la que pueden estar sentados frente a frente Google o Microsoft. Por eso existe el W3C, que siempre tiene a alguien dentro de cada grupo y que ejerce como árbitro. Y si hay que desempatar, la decisión final es deBerners-Lee”.
“Más de 70 grupos que son los que desarrollan estándares tecnológicos divididos por temas concretos que se quiere mejorar o resolver. Coordinar todo este entramado requiere que el W3C divida a su personal en diferentes lugares del mundo. Estados Unidos, Francia, Japón y China son los host principales a los que se suman 20 oficinas entre las que se encuentra la de Gijón (en la sede del CTIC), desde donde trabaja Martín Álvarez atendiendo también a parte de las dudas procedentes de Hispanoamérica.”De la oficina española forman parte empresas como Taiger, que se ha incorporado recientemente; grandes compañías como Telefónica o Google, pero también la Universidad Politécnica de Madrid o el Ministerio de Hacienda y proyectos más modestos como Animartec”.
