Activistas afganas desafiaron la tradición para transportar ellas mismas el ataúd donde descansan los restos mortales de la mujer linchada el pasado jueves tras ser acusada, en falso según las primeras investigaciones, de quemar una copia del Corán.
Farjunda, como fue identificada la mujer, “era completamente inocente”, según declaró uno de los investigadores. Al menos 13 personas, entre ellos ocho agentes de Policía, resultaron detenidas.
Para conmemorar a la fallecida, fueron las mujeres quienes decidieron transportar el féretro durante el funeral, una tarea habitualmente reservada en eclusiva a los hombres.
Además, los asistentes impidieron el acceso a la ceremonia al clérigo Ayaz Niazi, quien previamente manifestó una justificación a favor del brutal asesinato de la mujer afgana.
El presidente del país, Ahsraf Ghani, aseguró en un comunicado que el Ministerio del Interior y una comisión de académicos religiosos van a proceder a investigar el linchamiento, ya que “ningún individuo tiene derecho a erigirse en juez y a usar la violencia para castigar a otros”.
