El Papa Francisco pidió perdón en nombre de la Iglesia “por los escándalos que en los últimos tiempos han aparecido en Roma y en el Vaticano”. “Yo quisiera, antes de comenzar la catequesis, en nombre de la Iglesia, pediros perdón, por los escándalos que en estos últimos tiempos han sucedido tanto en Roma como en el Vaticano. Pido perdón”, exclamó el Papa antes de dar comienzo a la catequesis en la audiencia general de ayer celebrada en la Plaza de San Pedro.
“Sé que Jesús es realista y es inevitable que haya escándalos, pero ¡ay del hombre que causa el escándalo!”, agregó en este sentido. Francisco no hizo ninguna mención específica de los escándalos a los que se refería, pero este lunes la filtración de una “extraña carta” enviada al Papa Francisco y firmada supuestamente por varios cardenales conservadores que critican la metodología del Sínodo causó desazón en el Vaticano, aunque el portavoz de la Oficina de prensa del Vaticano, padre Federico Lombardi, aseguró que el ambiente sería “positivo”. Sin embargo, precisó que la filtración de la carta buscaba solo “entorpecer” los trabajos de la asamblea eclesial. “Quien haya filtrado eso solo busca entorpecer el Sínodo”, precisó en este sentido.
Durante la catequesis, el Papa reflexionó sobre las promesas que se le hacen a los niños y criticó a aquellos que traicionan su confianza. “Dios no pierde nunca de vista a los niños. ¡Ay de aquellos que traicionan su confianza!”, manifestó.
En este sentido advirtió de la presunción de los padres al intentar sustituir al Señor y del riesgo de vulnerar la espontánea confianza en Dios de los niños. El Papa hizo hincapié en la promesa de amor que se les hace a los niños y alertó del peligro de no corresponderla íntegramente.
“Hemos aprendido de nuestros padres antes incluso de ser conscientes y que, con una actitud inerme y confiada, todo niño espera que le sea correspondida íntegramente. Si esto no sucede se les hiere profundamente. Por eso, Jesús en el Evangelio nos alerta de que Dios y sus ángeles velan sobre esta responsabilidad”, enfatizó Francisco en este sentido.
“En el bautismo, la Iglesia a través de los padres y la comunidad se une a estas promesas. Desde el momento que el niño es capaz de sentirse amado por sí mismo siente que hay un Dios que lo ama”, detalló. Así, explicó que no se refería solo a esas “pequeñas promesas” que se hacen habitualmente para que se porten bien o se esfuercen en el colegio, sino más bien “a la promesa contenida en el hecho de traerles a la vida”.
En este sentido, recordó que “el niño recibe de su familia, con su nombre y con las primeras palabras y sonrisas, la belleza de estar con los demás, aprendiendo a ser libre y aceptar a los otros”.
Por último, el Pontífice recordó que el próximo sábado, 17 de octubre, es la Jornada Mundial del Rechazo a la Miseria e invitó a todos los fieles a poner en práctica la caridad. “Esta jornada se propone aumentar los esfuerzos para eliminar la extrema pobreza y la discriminación, y para asegurar que cada uno puede ejercer plenamente los propios derechos fundamentales”, indicó.
