El presidente sirio, Bachar al Asad, prometió ayer tomar medidas energéticas sobre sus oponentes a pesar de las amenazas de la Liga Árabe y aseguró que su Estado «no se doblegará».
Asad explicó que los ataques al Ejército de su país la semana pasada muestran cómo su Gobierno afronta operaciones armadas, no protestas pacíficas. «El conflicto va a continuar y la presión para subyugar a Siria continuará», apuntó el mandatario, que afirmó que él personalmente lucharía y moriría resistiendo a todas las fuerzas extranjeras.
Además, calificó la decisión de la Liga Árabe de suspender a Siria como «irrelevante», ya que, aunque las sanciones económicas harán daño, «se encontrarán formulas para reducir su impacto».
Lo que verdaderamente preocupa al dirigente es que los 22 miembros de la Organización creen pretextos para una intervención de las fuerzas occidentales en el país, y advirtió de que una acción militar crearía un «terremoto» a lo largo de Oriente Medio.
«Si son lógicos, racionales y realistas, no deberían hacerlo porque las repercusiones serían calamitosas. Una intervención militar desestabilizaría la región entera, y todos los países se verían afectados de forma grave», declaró.
Por último, el presidente sirio, que lleva 14 años en el poder, aprovechó la ocasión para alegar que la oposición «ha exagerado el número de muertos a manos de las fuerzas de seguridad del país», y aseguró que «han identificado como víctimas a muchas personas que luego estaban vivas».
