El presidente de Rusia, Vladimir Putin, abogó por hacer “todo lo posible” para lograr una “imagen objetiva” de la “enorme tragedia”ocurrida el sábado en la península egipcia del Sinaí, donde se estrelló un avión ruso de pasajeros con 224 personas a bordo.
La aeronave despegó desde Sharm el Sheij rumbo a San Petersburgo, pero cayó a tierra apenas media hora después por causas desconocidas. Los investigadores y la aerolínea discrepan sobre los posibles fallos técnicos sufridos por el aparato y el Kremlin evitó descartar por el momento la hipótesis del atentado.
“Sin ninguna duda, debemos hacer todo los posible para obtener una imagen objetiva de lo que ocurrió, de tal forma que podamos reaccionar de una forma acorde”, explicó Putin ayer en su reunión con el ministro de Transporte, Maxim Sokolov, recién llegado desde la zona del siniestro.
El mandatario ruso expresó asimismo sus condolencias a las familias y allegados de las víctimas de esta “enorme tragedia”, quienes ya comenzaron a identificar los cuerpos trasladados a San Petesburgo. “En estos momentos de tragedia, sin duda es muy importante sentir cerca el hombro de nuestros seres queridos y que todo el país siente esta horrible catástrofe”, añadió.
La mayoría de las 224 personas que viajaban en el avión —de los cuales 217 eran pasajeros y siete tripulantes— tenían nacionalidad rusa, así como la aerolínea. En la aeronave también viajaban cuatro personas de nacionalidad ucraniana y una de Bielorrusia.
El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, confirmó que no descartan ninguna teoría sobre las causas del siniestro, si bien Estados Unidos ofreció ayuda a Rusia para investigar el suceso.
Las primeras pesquisas de la inteligencia norteamericana no pudieron establecer una “relación directa” que atribuya la caída del aparato con una posible acción terrorista.
