Se celebró una corrida de toros en Aguilafuente no prevista en esta época del año, pero aunque improvisada bien acogida por aficionados deseosos de predenciar un buen festejo taurino. No fueron muchos esos aficionados que ocuparon tendidos de la vieja plaza de toros que acoje anualmente unos interesantes espectáculos taurinos, como la corrida de toros del 23 de octubre pasado en la cual se indultó un toro, dos fueron aplaudidos en el arrastre y un novillero colombiano tomó la alternativa. Dos de los componentes de aquella terna- faltó a esta cita Chechu- formaron un vis a vis que deparó momentos estelares con toros en este caso de El Serrano, procedencia Juan Pedro Domecq bien presentados y de buen juego. Ela corrida de referencia del pasado año fueron de la ganadería de Fernando Peña.
LA PLAZA
Registró una floja entrada en tarde nublada que poco después del comienzo del festejo deparó lluvia con intervalos y a veces copiosa. Presidió Francisco Sanz, concejal del ayuntamiento de Aguilafuente sin problema alguno.
LOS TOROS
De la ganadería de El Serrano. Algo flojo el primero pero noble; muy buen toro el segundo, excelente por bravo y pastueño el tercero y magnífico el que cerraba plaza. En conjunto un relevante encierro por hechuras y comportamiento. Fueron aplaudidos en el arrastre.
LOS TOREROS
Juan Pedro Saavedra, de obispo y oro, se la vio con un cinqueño que embestía con prontitud y nobleza pero careciendo de las suficientes fuerzas. Se dejó. Dos magníficos lances, una tercera verónica y media superior. El torero muy estilizado, flexible y con firmeza desarrolló una faena basada en la calidad de los muletazos en redondo con estética y mano a media altura llevando al astado toreado y ligando las series abrochadas siempre con largos y profundos pectorales. Buen gusto imprimió en una tanda al natural y sufriendo un contratiempo en forma de revolcón sin mayores consecuencias. Enorme la estocada y dos merecidas orejas.
Lanceó finamente al segundo de su lote al que comenzó a torear de muleta genuflexo y por bajo. Instrumentó excelentes tandas de derechazos compuesta la figura y con quietud y hondura en el pase. Por el pitón izquierdo desgranó naturales de buen concepto torero por lo sobrio, seguro y templado. A pies juntos una serie de muletazos para terminar de una estocada ligeramente caída. Dos orejas y rabo.
Juan Ortiz volvía a la plaza de su doctorado para demostrar que posee hechuras muy estimables. De azul marino y oro el colombiano se apretó a la verónica lanceando por ambos pitones. Faena de muleta centrada en el pitón derecho por donde iba fenomenalmente el burel. Mandó en el toreo fundamental con valor y clase y mostrando un valioso concepto artístico del toreo. En aspecto físico y fisionómico recuerda a su compatriota César Rincón. Toreó sin variar el repertorio pero transmitiendo buenas sensaciones. Mató mal de varios pinchazos y descabllo. Silencio.
Estuvo muy dispuesto con el que cerraba plaza al que saludó con dos veónicas ajustadas y un lance a una mano. Valiente y entregado, hizo surgir un toreo armonioso y con muletazos de mando y temple. De hinojos por alto y ayudados por alto para refrendar de pinchazo, estocada y descabello. Dos orejas. Al final del festejo los dos toreros salieron en hombros por la puerta grande