España inicia 2010 llevando las riendas de la Unión Europea y con la vista puesta en cuándo se empezará a salir de la crisis económica, aunque la mayoría de las previsiones no son optimistas para un año en el que Cataluña, de la mano de la sentencia del Estatut y con elecciones en otoño, será más protagonista que nunca.
Desde el 1 de enero, el país asumirá la Presidencia del Consejo de Ministros de la UE, esta vez con la peculiaridad de tener que estrenar muchas cosas, la más importante de ellas el nuevo marco institucional que ha dotado a los Veintisiete de un dirigente del Consejo Europeo y un Alto Representante de política exterior y de seguridad.
La recesión, cuya salida empiezan a vislumbrar algunos de los Estados miembros, será una de las prioridades de la regencia española, que deberá ocuparse también de cuestiones como la inmigración o el cambio climático, asunto éste que seguirá abierto tras el acuerdo de mínimos alcanzado en la cumbre de Copenhague.
Paradójicamente, Madrid deberá liderar a las naciones en la salida de la crisis, cuando la mayoría de las previsiones sitúan a la economía nacional como una de las últimas potencias occidentales que podrá recuperar la senda del crecimiento.
Todos los pronósticos, tanto del Ejecutivo, como de organismos internacionales auguran que las finanzas españolas concluirán 2010 con tasas negativas y que el paro seguirá en aumento.
En sus últimas previsiones de noviembre, la OCDE revisó al alza su estimación sobre la situación patria y limitó al 3,6 y 0,3 por ciento la caída del PIB para 2009 y 2010, en línea con lo previsto por el Ejecutivo de Zapatero, mientras que el FMI es más pesimista y calcula un desplome español del 3,8 por ciento para el ejercicio que acaba y del 0,7 para el que viene.
El desempleo, que en 2010 el Gobierno sitúa en el 18,9 por ciento de la población activa, lo eleva la OCDE al 19,3 y el Fondo Monetario Internacional aún más, hasta el 20,2, lo que situaría el número de parados por encima de 4,5 millones de personas.
El déficit público se reducirá, según la Comisión Europea, en más de un punto, hasta el 10,1 por ciento del PIB, debido al mantenimiento de las políticas sociales.
De los mercados, los analistas esperan ganancias más limitadas en las bolsas con mayor protagonismo de los valores refugio, y prevén sensibles subidas de las materias primas.
Economía aparte, el próximo año el país estará pendientes de la situación en Afganistán, donde casi 1.000 soldados nacionales forman parte de las tropas internacionales y ese número podría aumentar si el Gabinete socialista atiende las peticiones de la Administración de Estados Unidos.
Precisamente, el presidente norteamericano, Barack Obama, visitará en 2010 España para asistir a la cumbre UE-EEUU que albergará Madrid a finales de mayo.
En cuanto a la política interna, será el año de Cataluña, que celebra elecciones autonómicas en otoño y que está pendiente de una sentencia del Tribunal Constitucional sobre su Estatuto que ha sido capaz de generar una tremenda polémica sin ni siquiera haber sido dictada, pero que se espera que deje esquilmado el texto.
De esa decisión dependen muchas cosas, tanto en la región mediterránea como en el resto de España, que suele mirar con lupa los resultados electorales en esa comunidad y su repercusión en los equilibrios políticos estatales.
El próximo año también puede resultar trascendente para el País Vasco, donde son cada vez más las noticias que llegan de un incipiente debate en el seno de la izquierda abertzale sobre el sinsentido de ETA, mientras la banda terrorista, aunque debilitada, parece conservar su capacidad de matar.
2010 será el año en el que el país estrene la nueva legislación sobre el aborto, después de dar luz verde el Parlamento a la reforma diseñada por el equipo de José Luis Rodríguez Zapatero.
Un asunto en el que hay depositadas muchas esperanzas son las negociaciones para un pacto sobre Educación, que en la última parte de 2009 han avanzado discretas y que, de prosperar, deberían servir para sentar unas bases sólidas para el tan traído y llevado modelo educativo español.
En fin que, a diferencia de lo que ocurrirá en el Mundial de Sudáfrica, donde la selección de fútbol suscita grandes esperanzas, España, como país, no parte como favorito en 2010 y deberá luchar contra las agoreras previsiones económicas.
