Afortunadamente, en nuestros pueblos, haciendo coincidir con las vacaciones, se organizan exposiciones de diferentes contenidos. Si bien, es verdad, que algunas se refieren a temas solo de interés local, otras, en cambio, por tener un gran valor artístico, son gozadas por toda clase de público; pero sobre todo por el culto. Fuentepelayo -por las razones que sea- es un pueblo donde tales eventos culturales durante el verano casi son continuos.
Pero he aquí que ayer, con la indiferencia correspondiente, se puede ver una exposición un tanto extraña por la rural Castilla, “Muestra de Bonsáis y Escultura”. Un muy digno exponente de lo que anuncia, pues se trata de bonsáis y otros artilugios. Bastó una mirada al conjunto para quedar prendado. Inmediatamente me dirigí al empleado municipal allí presente, que resultó ser el autor.
Mi asombro fue grande pues el tal funcionario era ‘nuevo en la plaza’ y nunca le había asociado con aspectos culturales. Ciertamente, la obra a contemplar era tan buena y original, que sólo podía haber sido realizada por un artista. Consiste en dos contenidos muy diferentes: por un lado los bonsáis y por otro esculturas sobre artilugios mecánicos de gran expresividad. Tienen el encanto de que, además de cautivarte, te llevan a buscarles una utilidad que, bien mirado, no tienen. La imaginación de diseño sobre todo, es rica, ¡muy rica! y la variedad y cantidad asombrosas.
Y, para mayor inri, lo expuesto no está en venta; sólo está al servicio de ser contemplado por el público. ¡Cosa grande! Pues nos evitaremos sentir la obligación, o necesidad -como ocurre en la mayoría de tales eventos- con compras un tanto obligadas.
El tal autor llegó a Fuentepelayo de la mano -o el corazón- de Carmina Tejedor, vecina muy popular de la villa. Desde esta página me felicito de contar con tan gran artista como paisano.