En marzo del presente año, el papa Francisco anunció la convocatoria del Año Jubilar de la Misericordia para 2016, con la intención de hacer presente en la sociedad las «entrañas de misericordia» de la Iglesia a través del anuncio del Evangelio. Las puertas santas de las catedrales de todo el mundo se han abierto a partir del pasado 8 de diciembre, cuando el Papa Bergoglio abría la de la Basílica de San Pedro; y ayer fue el obispo de Segovia César Franco quien empujaba los pesados entrepaños de la Puerta del Perdón de la Catedral para abrir solemnemente este año jubilar.
El prelado diocesano, acompañado por el Cabildo Catedral y una amplia representación de la curia diocesana, llegó hasta la puerta del primer templo de la diócesis desde la iglesia de San Miguel, abriendo un desfile procesional precedido por la cruz de guía de la Catedral y el libro de los Santos Evangelios. Cantando la letanía de los santos, el cortejo cruzó el enlosado de la Catedral para situarse frente a la puerta, donde el obispo pronunció la frase «Esta es la puerta del Señor. Por ella entramos para obtener la misericordia y el perdón» antes de abrirla para dejar entrar a los centenares de personas que ayer asistieron a esta solemne apertura.
En su homilía, el obispo invitó a los cristianos de la diócesis segoviana a participar con alegría en este año jubilar, y recordó que la apertura de la puerta santa en la provincia coincidió con la celebración del «domingo de Gaudete», como se conoce al tercer domingo del tiempo litúrgico de Adviento en el que la palabra invita a continuar con la preparación del nacimiento de Cristo.
Monseñor Franco recordó que este tiempo abierto por iniciativa del Papa es «una invitación al gozo de saber que Dios está con el hombre y éste no puede escaparse de su misericordia», y recordó que él ha hecho carne esta misericordia en la figura de su hijo Jesucristo. De este modo, manifestó que en Cristo «Dios no nos deja al margen de la salvación, sino que nos da la posibilidad de seguirle a través de su Iglesia, que es la verdadera Casa de la Misericordia».
Además, aseguró que el año de la Misericordia servirá para mostrar al mundo que en la iglesia «caben todos y no sobra nadie, ya que abre sus puertas a ladrones, asesinos defraudadores o corruptos, porque todos ellos son atraídos por el amor de Dios y es él quien les lleva a una nueva dimensión del amor».