La Federación de la Mujer Rural (FEMUR) presentó ayer su último proyecto, denominado “Empléate”, que está realizando en colaboración con una entidad noruega de fines similares, Odal Naeringshage, cuyo objetivo último será el de apoyar a mujeres emprendedoras residentes en el medio rural de los dos países.
De acuerdo a las explicaciones ayer ofrecidas por Juana Borrego, la presidenta de la FEMUR, el proyecto está financiado por el llamado ‘Mecanismo Financiero del Espacio Económico Europeo’ (EEA Grants), una iniciativa noruega que concede ayudas a países menos desarrollados que el suyo. El Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad de España solicitó una de esas subvenciones a Noruega, en el marco del programa “Igualdad de género y conciliación de la vida laboral y familiar”, recibiendo una respuesta positiva, que se va a plasmar en el citado proyecto “Empléate”, en el que participan dos entidades, una noruega y otra española (FEMUR). En principio, en España van a participar alrededor de cien mujeres, residentes en tres comunidades autónomas (Andalucía, Extremadura y Castilla y León).
“Empléate” nace con el objetivo de apoyar el emprendimiento de mujeres en el ámbito rural, y para ello se llevarán a cabo una serie de actividades dirigidas a mujeres que quieran emprender o consolidar una actividad empresarial.
Además de información sobre el emprendimiento, FEMUR se compromete a asesorar a las emprendedoras rurales participantes en el proyecto. De igual forma, se diseñarán itinerarios individualizados para cada una de ellas, de forma que una tutora pueda hacer un seguimiento del camino. Otra de las actividades previstas será la realización de “encuentros virtuales” por Skype con emprendedoras noruegas.
Precisamente ayer tuvo lugar uno de esos “encuentros virtuales”. En las instalaciones del bar Jose, en la Plaza Mayor de Segovia, una decena de emprendedoras segovianas —entre ellas figuraban la propietaria de una lavandería industrial, la dueña de una agencia inmobiliaria, la de un centro hípico o una herrera— se colocaron ante una pantalla para poder conversar con mujeres noruegas, también emprendedoras, que querían explicar las iniciativas empresariales que han montado en el país nórdico. “Se trata —explicaba Cristina Pérez, asesora técnica del proyecto— de un intercambio de buenas prácticas entre mujeres de los dos países”. Así que estaba previsto que, durante un buen rato, noruegas y españolas dieran testimonio de sus experiencias empresariales, detallando los problemas que han debido superar y, también, los éxitos. “Lo que se intenta, a fin de cuentas, es que unas mujeres aprendan de otras”, concluía Pérez.
