En una ciudad como Segovia, donde los conventos forman parte desde hace siglos del paisaje urbano y social, las Esclavas Carmelitas de la Sagrada Familia son las recién llegadas. El 15 de septiembre de 1990, y por mediación del entonces obispo Antonio Palenzuela, tres religiosas de este instituto diocesano pusieron el pie en Segovia para ocupar la Casa Rectoral del Santuario de La Fuencisla, respondiendo a la voluntad del obispo de que el santuario tuviera una comunidad de religiosas que sirvieran como testigos orantes a los pies de la patrona de Segovia. En paralelo comenzaron a desarrollar su tarea de servicio a los demás en la parroquia de San José Obrero, donde colaboran en la catequesis de niños, en la animación litúrgica de las eucaristías y en todo aquello para lo que se les demande.
La hermana Carmen, superiora de la congregación en Segovia, asegura que este trabajo responde a su vocación de evangelizar fundamentada en la familia de Nazaret y en el Carmelo como ejes básicos de su vida y de su tarea. «Hemos nacido para evangelizar y nos sentimos profundamente misioneras —asegura— y para ello la catequesis es un lugar privilegiado, pero también lo es la animación litúrgica, la pastoral social y cualquier ámbito que nos permita hablar del amor de Dios por cada uno de sus hijos».
En estos 25 años, la labor de las Esclavas Carmelitas se ha extendido a otras parroquias y actualmente desempeñan su labor en Palazuelos de Eresma y Tabanera, y también colaboran en los secretariados diocesanos de Juventud, Catequesis y Misiones, con lo que ellas se sienten «hijas de la Iglesia».
La comunidad de Segovia está formada por tres hermanas, que reparten su tiempo entre la oración, la comunión mutua y el servicio a los demás. Así, la hermana Carmen explica que «dedicamos un tiempo largo en la mañana a cuidar nuestra amistad con Cristo, para poder ser verdaderas contemplativas en la acción. Durante este tiempo oramos por las necesidades del mundo, de la iglesia y de nuestra diócesis, por las personas que nos han pedido oración y por nuestros bienhechores».
«Deseamos vivir una auténtica vida de familia según el estilo de Nazaret. Una vida sencilla que brota de un amor fraterno hecho de humildad, de misericordia entrañable, paciencia y olvido de sí, de alegría, servicialidad y acogida, de obediencia y de verdadera amistad -señala la superiora-. Cada una de nosotras hacemos de los Tres (Jesús, María y José) compañeros inseparables de camino, para aprender del amor que se hace grande en lo pequeño».
Un hito que marcó la presencia de la comunidad en Segovia fue el derrumbe del roquedo de La Fuencisla que destruyó la Casa Rectoral en 2005 y en el que, milagrosamente, ninguna de las tres religiosas que vivían allí resultó herida. Para las Esclavas Carmelitas fue un momento de gran emoción, y al recordarlo «sólo podemos dar gracias a Dios». Ahora, desde su residencia en la calle Malconsejo, las religiosas mantienen viva la llama de su vocación y confían en que en breve puedan recibir a nuevas hermanas, ya que actualmente la congregación cuenta con 31 religiosas repartidas en ocho comunidades por varios puntos de España, así como con una novicia y ocho hermanas en proceso de votos temporales, por lo que la continuidad en esta tarea parece estar garantizada a medio plazo.
La comunidad celebrará este fin de semana en la parroquia de San José los actos conmemorativos del 25 aniversario con un concierto-oración el sábado 7 de noviembre (19.00 horas) y una misa solemne de acción de gracias el domingo 8 de noviembre a las cinco y media de la tarde, presidida por el obispo César Franco.
