Para los que andan lentos en la interpretación de las metáforas como la del ‘crecimiento de los ena-nos’, bien les vendrá recordar a quien se atribuye tal expresión metafórica: Hubo una empresa municipal que montó un circo en su pueblo. Contaba con los enanos que hacían su número importante. Pero héteme aquí que, un día, de la noche a la mañana, los enanos crecieron más de la cuenta. Lógicamente, sin los enanos, el circo municipal se vino abajo. Este episodio le viene como anillo al dedo a la corporación municipal de Rebollo. El ‘anillo’ municipal le llevan usando algunas ediles, nada menos, que 16 años. Otros concejales, no tanto.
Todos los ‘enanos’ parece que estaban controlados desde la empresa municipal. Pero héteme aquí que de la noche a la mañana unas personas (léase enanos) ejecutaron lo de ‘la paciencia tiene un límite’: Hacía 6 años que habían echado una instancia al Ayuntamiento solicitando que instalaran unos reductores de velocidad en las carreteras que cruzan el pueblo. No era un capricho familiar. Los nietos y abuelos de todos corrían, y corren, un peligro evidente cuando andan por el pueblo o cruzan las vías. Se debe a que algunos automovilistas confunden estas carreteras con el circuito del Jarama.
Este verano, de la paciencia personal, esperando que se instalarán los citados reductores de velocidad, se pasó al ejercicio democrático de la recogida de firmas. Solicitaban de nuevo, al Ayuntamiento, la pronta instalación de los citados elementos, que reducen la velocidad a los imprudentes velocistas urbanos. Otros ‘enanos’ del pueblo dejaron de serlo, al firmar otra solicitud al Ayuntamiento para que retirara, cuanto antes, 7 contenedores de basura, que éste había instalado junto a la iglesia, en plena plaza mayor.
Ningún otro pueblo, de los 17 de la Comunidad de Villa y Tierra de Pedraza, (a cuyo consorcio de recogida de basuras y, por naturaleza, pertenece Rebollo), ninguno tiene contenedores de basura junto a sus edificios históricos, que embellecen y prestigian a un pueblo: las iglesias. Todas las demás corporaciones de la mancomunidad pedrazana, muestran sobradamente su buena cultura urbanística, en los entornos de sus templos.
La misma mayoría de los vecinos de Rebollo no son menos cultos. La prueba es que ningún vecino tiene, ni quiere tener, en sus fachadas los infestos y antiestéticos contenedores. En la citada Corporación rebollana, al recibir tales solicitudes, se alarmaron desproporcionadamente. A más de un firmante, le negaron el trato unas y otros ediles. No daban crédito al ver tantos ‘enanos crecidos’ que habían estampado su firma y su DNI, en más de cuatro folios. Tan mal les sentó a esos munícipes el ‘crecimiento de los enanos’ que incluso, vocearon feos improperios genealógicos contra algún firmante. Otra respuesta municipal ha sido el silencio administrativo: Ya han pasado más de 6 meses de aquella movida. Siguen sin instalarse en el pueblo los citados reductores de velocidad. Y siguen sin retirar los indeseables contenedores de basura junto a la iglesia y en plena plaza mayor. Algunos vecinos, ante esas respuestas, dicen que no se piensan quedar con los brazos cruzados. Recurrirán a otras autoridades provinciales y autonómicas implicadas.
