La activista kurda Diana Nammi advirtió ayer de la facilidad que tienen los grupos fundamentalistas para “lavar el cerebro” de jóvenes adolescentes de países occidentales que son captadas por el Estado Islámico, muchas de las cuales acuden a su llamada bajo la creencia de que van a casarse y de que es ese su deber religioso.
En teoría, según comentó, estas menores deben contar con el permiso de sus progenitores para salir de la nación o viajar acompañadas por un adulto; sin embargo, pueden abandonar el país “sin problema”, sin que las empresas aéreas pongan control sobre ello.
“Parece que las aerolíneas se preocupan más por el tamaño de la maleta de mano que por esto”, se quejó esta antigua ‘peshmerga’ — combatiente kurdo por la defensa de sus derechos—, fundadora de una organización para proteger a mujeres y niñas de Oriente Medio, norte de África y otras comunidades vulnerables de crímenes de honor, matrimonios forzados, mutilación genital o violencia británica.
Nammi participó ayer en una conversación con la periodista Mayte Carrasco en el marco del V Encuentro de Mujeres que transforman el Mundo y aseguró que en países como Reino Unido, donde reside desde hace años, se oye en los colegios hablar a muchas niñas sobre el Islam, se les prohíbe practicar actividades como la natación o se hace un uso más estricto del burka con respecto a territorios musulmanes, según la información recogida por Europa Press sobre el encuentro.
A juicio de la activista, la utilización en Occidente del burka, que incluso ha visto en bebés, excede de lo cultural y se ha convertido en una herramienta de las organizaciones fundamentalistas, que se valen de interpretaciones personales de los valores del Islam para persuadir a menores.
En Europa, según alertó, continúa habiendo una idea “envenenada” de lo que es políticamente correcto y se permite mantener tradiciones y leyes represivas con la excusa del respeto a la cultura de otros países.
Reconocida en 2012 como una de las ‘150 Mujeres que sacuden el mundo’ y merecedora de premios como ‘Eve Heroínas’, ‘Barclays Mujer del Año’ y ‘Move’ de ACNUR, Nammi se inició en el activismo político muy joven. Según relató, su conciencia quedó sacudida con solo cuatro años, durante una boda en su país, Irán, cuando su padre defendió ante 300 personas a una mujer a la que querían matar por no ser virgen, algo que era considerado una deshonra.
Con ese ejemplo de valentía, comenzó a cuestionar injusticias como la mutilación genital femenina o las violaciones. Una lucha que, tras dejar el continente asiático, prosiguió en Reino Unido, donde su organización, IKWRO, fundada en 2002, y que tiene previsto abrir el primer centro de acogida de mujeres de Oriente Medio.
La conversación de Nammi y Carrasco ianuguró el V Encuentro de Mujeres, que se celebrará en La Cárcel_Centro de Creación hasta el 22 de marzo.
