Un bien dispuesto ejército de pacíficos combatientes contra el cáncer marchó ayer por las calles de Segovia a la búsqueda de avances científicos que ayuden a vencer o, al menos, frenar, la voracidad de las enfermedades oncológicas. La junta provincial de la Asociación Española contra el Cáncer (Aecc) lanzó la convocatoria y 2.700 personas respondieron, convencidas de que no puede haber tregua, enmascarada con crisis económica, que reduzca recursos para la prevención y tratamiento de la enfermedad, así como las ayudas a quienes la padecen.
La creencia compartida hizo que la II Marcha contra el Cáncer fuera un éxito de participación y una señal de esperanza, remarcada con el color verde de las camisetas, mochilas y globos que portaban los caminantes. “Nos hemos quedado sin camisetas y hemos tenido que sacar las del año pasado, un indicador fantástico de la implicación de los segovianos en la marcha con la que abrimos el curso”, señaló la presidenta de la delegación provincial de la Aecc, Ana Sanjosé Rodríguez, minutos antes de iniciar la caminata. Sanjosé aseguró que se habían registrado 2.700 personas en la marcha, 300 más que el año pasado, “pero además hay gente que ha dado su donativo aunque no haya podido venir”. Cada caminante aportó un donativo mínimo de siete euros que van destinados a las campañas de prevención e investigación del cáncer y a servicios para los enfermos y sus familiares.
Más de 200 voluntarios procedentes de distintas localidades de la provincia y barrios de Segovia contribuyeron a que ayer se viviera una mañana de fiesta y solidaridad, que incluso respetó la lluvia, junto al Acueducto. Desde la avenida de Fernández Ladreda partió la marea verde a las once de la mañana para seguir un recorrido de cinco kilómetros, con un trazado inverso al del pasado año.
En esta ocasión el desfile ciudadano, formado por niños, jóvenes y mayores, con gran dominio femenino, pasó bajo los arcos del Acueducto para enfilarse hacia el barrio de San Lorenzo, seguir por La Alameda, subir al paseo de Santo Domingo de Guzmán, pasar junto al Alcázar, continuar por la Ronda de Juan II y atravesar el barrio de San Millán hasta dar de nuevo en Fernández Ladreda y superar la meta cerca del Azoguejo. La primera que lo hizo, con una sonrisa y a la carrera, fue Beatriz Triper que restó significado al primer puesto pero escenificó con simpatía una entrada triunfal.
Tras la meta, un puesto de avituallamiento, con bocadillos, fruta y agua, esperaba a los participantes que así pudieron reponer fuerzas y seguir una sesión del centro Baile Activo que, con Lola Collazo al frente, hizo bailar a centenares de personas junto al Acueducto.
