El festival taurino del sábado en Navalmanzano ofreció altas dosis de torería sobre todo. Tanto el joven rejoneador lusitano Miguel Moura, hijo menor del maestro Joao, como los matadores de toros Jesulín de Ubrique, Victor Janeiro y Emilio de Frutos y el novillero Mario Alcalde, estuvieron entregados a una labor de inspirado toreo logrando altas cotas de emotividad y acierto con los aceros.
La plaza registró una buena entrada rozando el lleno. Presidió el alcalde de la villa Angel Torrego. Amenizó el espectáculo la charanga » Enjutos» con armónicos y bien interpretados pasodobles toreros. Tarde soleada y calurosa sin ahogos. Buen ambiente en los tendidos, festivo y cordial.
Se lidiaron cuatro erales con mucho cuajo de la ganadería de Hermanos Badía y dos de Lorenzo Espioja igualmente correctos de presentación, lidiados en segundo y cuarto lugar, es decir primero y tercero de lidia normal. Excelente el de rejones. Bueno el segundo de la tarde y superiores los demás con premio de vuelta al ruedo en el arrastre para el cuarto. El que cerraba plaza de esacándalo por bravura, nobleza, pronta arrancada y pastueña embestida.
MIGUEL MOURA. El hijo menor del maestro Joao Moura, evidencia esa calidad, elegancia, porte y distinción que acredita a la saga de los caballeros en plaza lusitanos, espcecialmente de su ilustre padre. Casaca burdeos y chorreras oro. Temple, aires y donosura en los inicios de faena. Prendió rejoncillo de castigo saliendo de la suerte con absoluta solvencia. Cuatro rehiletes a una mano, dos al quiebro y dos al estribo y tres palitroques cortos en tercio que fue muy ovacionado. Las galopadas a dos pistas encendieron el fervor popular. Exhibió dotes de buen jinete, dominador de las situaciones y el donaire de referencia. Metisaca y rejón para una oreja.
JESULIN DE UBRIQUE. Volvía un año después a Navalmanzano tras el éxito torero y mediático de aquel festival en el cual alcanzó altas cotas de torería y acierto con la espada. En esta ocasión la cuestión quedó en el buen gusto torero y en el fallo con el descabello, justificado porque la luxación sufrida en el festival de Valsaín del pasado 2 de mayo todavía le está pasando factura.
Ocho lances, dos por cada pitón entre olés. Tanda por alto para después laborar series en redondo con técnicos argumentos y de planta erguida y mucha quietud. Unos excelsos ayudados por alto y dos trincheras entre olés. Más pases por el pitón derecho ajustados a cánones y tras estocada trasera y tendida, pesadez con el descabello por la razón aludida. Palmas.
VICTOR JANEIRO. El hermano del popular Jesulín, tiene mucha torería, de la buena, en su dosier personal y profesional. Torea muchos festivales y pocas corridas de toros, pero aduce circustancias y para el próximo día 23 tiene un compromiso real y trascendente en Las Ventas.
Cinco buenos lances con media verónica. Doblones y trasteo previo antes de pasar a mayores. Olés encendidos para acompañar las evoluciones toreras del diestro, basadas en unos templados muletazos de mano baja y ligados en series que el el extraordinario novillo tomaba con prontitud y enorme boyantía. Menor merecimiento de elogios los naturales por la deficiente circunstancia de los toques con el pitón en la flámula. Retorno al lado noble por donde desarrolló nuevas tandas entre el entusiasmo del cónclave.Tres por alto y acelerado con otros naturales antes de pasar a la suerte suprema que realizó con sumo acierto. Dos orejas y rabo.
EMILIO DE FRUTOS. El de Navlamanzano está para mayores empresas, pero se resiste a vestir nuevamente el traje de luces y de esta forma sólo podemos admirarle en festivales donde muestra la calidad que atesora y una puesta a punto física de torero en plena campaña.
Excelente toreo a la verónica abierto el compás y abrochando con media chicuelina.
Se suceden las tandas de muletazos en redondo con pausada actitud y templando con precisión. Bueno también el toreo al natural, adelantando el engaño y cerrando en la misma cadera. Ortodoxia pura. Las virtudes toreras de Emilio quedaron expuestas en nuevos ompases y ademanes que entusiasmaron el respetable. Inteligente su concepto del toreo y una segunda, digamos fase, con naturales que llenaron de flujo magnético los tendidos cuajados de aficionados, muchos, la mayoría paisanos suyos. Estocada, dos orejas y rabo y premio de la vuelta al ruedo en el arrastre para el magnífico ejemplar de Lorenzo Espioja.
MARIO ALCALDE. Armó un lío, quizás el que mayormente encendió el entusiasmo popular de todo el festejo. Digamos en primer término que, el novillo fue de escándalo por calidad y juego. Capoteo con algún lance vistoso. Brindó a Jesulín de Ubrique.
Doblones que se jalean. Dos por alto a pies juntos. Por el pitón derecho exhibe muletazos templados y de clase especial. Magnífico se mostró en series que se ovacionan y cuajando faena aclamada por el público por rotundidad, sentimiento y mucha torería. Hubo, que conste, toques de arte torero cuando se salía un tanto del toreo vibrante ofrecido sobre todo. Aires que transmiten mayor sensibilidad en el aficionado cuando echada la muleta abajo, corre la mano y cuaja el muletazo. Pinchazo, estocada y dos orejas y rabo.