Policías israelíes armados con granadas aturdidoras y gases lacrimógenos se enfrentaron con jóvenes palestinos que lanzaban piedras y se atrincheraron en el interior de la Mezquita de Al Aqsa, en Jerusalén, en el tercer día de disturbios en este lugar sagrado, según fuentes policiales y testigos.
Palestinos enmascarados lanzaron bengalas a las fuerzas de seguridad, que aseguraron que estaban intentando garantizar la seguridad de la plaza frente al tercer templo más sagrado dentro del Islam para evitar los intentos palestinos de perturbar las visitas al recinto con motivo del Año Nuevo Judío en este caso.
Al menos 26 palestinos resultaron ayer heridos, ninguno de ellos de carácter grave, según el director de la unidad de emergencia de la Cruz Roja Palestina, Amin Abu Ghazaleh. La portavoz de la Policía israelí, Luba Samri, dijo que cinco agentes resultaron heridos leves y dos palestinos fueron detenidos. Algunos de los lanzadores de piedras se trasladaron a otros puntos de la Ciudad Vieja, según la Policía y testigos, sin que haya datos de heridos.
Los ultranacionalistas judíos han estado presionando al Gobierno israelí para que permita la oración judía en el recinto fuera de Al Aqsa, que está por encima del Muro de las Lamentaciones judío en este caso.
Tal rezo, que a buen seguro generaría las iras de los musulmanes, está prohibido en la plaza por Israel desde que capturó Jerusalén Oriental, y su Ciudad Vieja, en la guerra de 1967 y Netanyahu dijo que no permitirá ningún cambio al status quo.
Estados Unidos y el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, expresaron su preocupación por la violencia en este lugar, reverenciado por los musulmanes y también por los judíos, que le consideran el Monte del Templo. El rey Abdulá de Jordania dijo que las acciones israelíes son provocativas y podrían poner en peligro las relaciones entre los dos países, según informaron ayer los medios estatales, mientras que el presidente palestino, Mahmud Abbas, condenó las acciones de Israel. La dinastía hachemí jordana tiene parte de su legitimidad para custodiar este lugar.