La Selección Española de baloncesto venció a Venezuela por 82-80 en su cuarto partido amistoso antes del Eurobasket, al que llegará tras una ‘Ruta Ñ 2015’ cuya cuarta parada en Burgos vivió una sufrida victoria y con decisiva canasta sobre la bocina del pívot andaluz Felipe Reyes.
España buscaba prolongar su mejoría exhibida en el reciente torneo de Santander, pero en esta ocasión el Coliseum de Burgos no fue testigo de ningún espectáculo. Y es que los jugadores entrenados por Sergio Scariolo no resolvieron el duelo hasta la recta final, con un cuarto periodo en el que un palmeo del capitán de la Selección salvó los muebles sobre la bocina.
El partido venía condicionado por el escolta Àlex Abrines, quien apareció por primera vez en el equipo tras haber estado convaleciente de una fascitis plantar. Lo hizo además formando parte del quinteto inicial, sabedor de que Scariolo apura sus comprobaciones antes de decidir los últimos descartes de cara al Eurobasket.
El cuarto inaugural ya expuso la dinámica que llevarían ambas selecciones, con Venezuela aguantando las embestidas ofensivas de su adversario. Por la Vinotinto destacaban el alero Anthony Pérez y, sobre todo, el pívot Windi Graterol para conjugar entre ambos una resistencia que tardaría mucho en acusar los golpes de España.
Porque el 20-17 de los primeros 10 minutos, así como el 40-37 al descanso, dejaba a las claras que los pupilos de Scariolo tendrían que sudar bastante en la segunda mitad. De hecho, España solamente había firmado un 3/7 en sus lanzamientos de dos puntos, lo que significaba un discreto 43% de efectividad.
Delante había un rival repartiendo responsabilidades entre el juego exterior y sus hombres altos, si bien es cierto que la predilección por los triples determinaban su ataque en varias ocasiones. Así, el técnico visitante Néstor García no echaba en falta a su jugador más representativo, un Greivis Vásquez, que el pasado julio criticó la gobernanza de su federación tras participar en los Juegos Panamericanos de Toronto.
Sin él, fue Javinger Vargas el encargado de sostener en Burgos la anotación venezolana. Su colaboración se erigió en pieza clave para la labora de Pérez, quien siguió ostentando galones en un tercer cuarto que terminó 23-21 favorable al equipo español. El inesperado sufrimiento se empezaba a gestar, con Scariolo dejando las florituras y confiando en sus discípulos más experimentados.
De entre ellos, Rudy Fernández y Felipe Reyes asumieron sus roles de peso para solucionar la extraña papeleta, y con la que España se encontraba sin esperarlo en las horas previas al partido. A falta de 2:08 para el bocinazo definitivo, un triple del balear cortaba una peligrosa racha del ataque venezolano y establecía el 74-73.
Con ello cogieron aire los locales, que sin embargo volvieron a fallar posteriores arremetidas y concedieron a Venezuela la oportunidad de acercarse hasta empatar con dos tiros libres el marcador (80-80). Ahí, y tras un ataque mal elaborado, la fortuna sonrió a España con ese palmeo salvador del capitán. Por dos veces tuvo que golpear la pelota el cordobés, tras un tiro a la desesperada de Sergio Rodríguez desde el centro del campo y que se topó con esa canasta bienhechora para el 82-80 final.
