El concejal no adscrito del Ayuntamiento de Segovia, Javier Arranz, ofreció ayer un acuerdo, “que no pacto”, al delegado de la Junta en Segovia, Javier López-Escobar, y a la alcaldesa, Clara Luquero, para mediar en el conflicto del polideportivo en construcción junto al Colegio El Peñascal.
Este “brazo tendido” a la Junta y al Gobierno municipal no impidió que el concejal afirmara en rueda de prensa que ambos “en connivencia, desde mi punto de vista están haciendo el ridículo, tanto de gestión como de comunicación política” en este asunto.
Arranz asegura que ha puesto encima de la mesa “todos y cada uno de sus errores” y “lejos de asumirlo y aceptarlo, están enfrentándose a la empresa adjudicataria, a la que están poniendo en una situación muy compleja y, lógicamente, se está defendiendo y poniendo el conflicto del Peñascal muy difícil de resolver”.
Por esos motivos, asegura que se ofrece como mediador, al considerar que tiene “la capacidad, la información, dotes y habilidades suficientes”, además de mostrarse convencido de que no queda más de mes y medio para finalizar las obras del pabellón.
“Lo que me importa es al comunidad educativa y los vecinos de Segovia y, por lo tanto, si me tengo que tragar mi orgullo, y si con eso consigo que cedan y se acaben las obras, habrá merecido la pena”.
El edil asegura desconocer si la responsabilidad de que las obras se paralizasen en su momento es de la empresa adjudicataria y lanzó varios interrogantes sobre la actuación de la Junta, el Ayuntamiento, las subcontratas y, sobre todo, la dirección facultativa de las obras, de la que dijo “tardó tres meses en decidir el color de los azulejos”.