La dirección nacional del PP consideró que tras las elecciones municipales del próximo 24 de mayo podrá conservar buena parte de su actual poder municipal porque, allá donde logre ser la lista más votada, para arrebatarle la alcaldía la oposición tendría que cerrar un pacto precipitadamente a dos, tres y hasta cuatro bandas, y todo ello en un escenario complicado porque apenas faltan seis meses para las generales.
Así, fuentes ‘populares’ consultadas por Europa Press explicaron que, en virtud de la vigente Ley Orgánica de Régimen Electoral General (LOREG), muchos de sus candidatos a la Alcaldía podrán ser regidores porque, a falta de mayoría absoluta, en segunda votación se convertiría en alcalde la lista más votada en los comicios.
En concreto, el artículo 196 de la Ley Electoral —que explica el procedimiento para elegir alcalde—, indica que si algún candidato obtiene la mayoría absoluta de los votos de los concejales es proclamado electo. Pero si ninguno de ellos obtiene esa mayoría “es proclamado alcalde el concejal que encabece la lista que haya obtenido mayor número de votos populares en el correspondiente municipio”, afirma la Ley.
Fuerza más votada
Por lo tanto, según los análisis que manejan en ‘Génova’, el PP volverá a ser la fuerza más votada en muchos consistorios el 24 de mayo y, donde no hayan obtenido directamente la mayoría absoluta para ser elegidos en primera votación, confían en lograr el bastón de mando municipal en la segunda, aprovechando las dificultades de un pacto en su contra.
Y es que la constitución de los ayuntamientos ya está programada para el 13 de junio, con que PSOE, IU, Podemos o Ciudadanos tendrían que cerrar un pacto múltiple en poco menos de tres semanas, que son las que transcurren desde que se conocen los resultados hasta que se vota al alcalde.
Fuentes de la dirección nacional admiten que el sistema de elección de presidente autonómico en los Parlamentos regionales no les favorece tanto porque los plazos son más laxos ya que primero hay que constituir la Cámara y después preparar la investidura, que puede votarse hasta dos veces. En el caso andaluz, por ejemplo, la segunda votación de la investidura de Susana Díaz se va a producir en junio, tres meses después de los comicios.
Se trata por tanto de un tiempo que da más margen a descabalgar al partido más votado y que hace más fácil que el PP pueda perder poder territorial en algunas autonomías y esté necesitado de buscar acuerdos con formaciones como Ciudadanos para asegurarse la continuidad en este determinado caso.