Incluso por encima de la solemnidad y tristeza propias de un sepelio, las honras fúnebres celebradas ayer para despedir al gendarme Jean-Serge Nérin, asesinado la pasada semana por ETA, sirvieron para que París y Madrid reafirmaran su empeño en erradicar por completo a la banda terrorista del que un día fuera el santuario francés.
Ni siquiera habría hecho falta el nuevo compromiso, puesto que la colaboración entre ambos países lleva ya tiempo instalada en el terreno de lo ejemplar, pero lo cierto es que la muerte de uno de sus propios agentes llevó al presidente galo, Nicolas Sarkozy, a proclamar que ahora la caza de los pistoleros etarras es casi una cuestión de Estado para el Elíseo, que prometió «tolerancia cero» y garantizó que Francia no será «retaguardia y base» de la banda.
Similares fueron las palabras del jefe del Ejecutivo español, José Luis Rodríguez Zapatero, presente en las exequias y que, tras expresar su pesar por la muerte de Nérin, advirtió a los etarras de que ahora, más que nunca si cabe, deben sentir «una grave inquietud», porque serán perseguidos «sin descanso» hasta que se logre acabar con todos ellos.
Tales afirmaciones las pronunció el inquilino de Moncloa en el Palacio del Elíseo, donde mantuvo un encuentro con Sarkozy después de que ambos encabezaran en funeral que se celebró en la localidad de Melun, al sureste de la capital.
Fue en ese marco donde el líder del país vecino agradeció a Zapatero y al ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, su presencia en las honras fúnebres, una cortesía a la que el socialista respondió subrayando el «coraje y la valentía» de París en la lucha contra la banda vasca. «No se les olvidará nunca a los españoles el apoyo que Francia da en la lucha contra ETA por la libertad y la paz en España», proclamó Zapatero, antes de garantizar que tampoco caerá en el olvido el policía muerto.
El jefe del Gobierno explicó que, con su presencia en el funeral, quería trasladar a los familiares del finado, al conjunto de la Policía gala y al Gobierno y al pueblo francés el pésame y las condolencias de España. «Nuestro dolor ha sido un dolor igual que cuando hemos tenido un asesinato, cuando hemos sufrido una víctima de ETA», subrayó para, acto seguido, mostrar su «emoción» al escuchar el claro compromiso de Sarkozy para «perseguir, uno a uno», a los terroristas instalados en su territorio y erradicar los lugares que les sirven de base o apoyo.
Antes de la breve declaración conjunta en las puertas del Elíseo, tras la que no se admitieron preguntas, ambos mandatarios compartieron un almuerzo de trabajo al que también asistieron Rubalcaba, su homólogo, Brice Hortefeux, la titular gala de Justicia, Michèle Alliot-Marie, y el número dos de Interior, Antonio Camacho.
Por supuesto, la lucha contra ETA, pero también el futuro económico de la UE y de la zona euro centraron el encuentro, en el que ambos Gobiernos, según destacaron fuentes de Moncloa, constataron la «excelente» cooperación de las Fuerzas de Seguridad de los dos países, hasta el punto de que, solo en 2009, fueron detenidos 33 etarras en suelo francés.
Ahora, la Gendarmería está en máxima alerta para culminar la redada contra los siete supuestos etarras que escaparon tras el tiroteo en el que resultó muerto Nérin, todos ellos compañeros de Joseba Fernández Aspurz, único detenido hasta ahora.
