Tras la controvertida visita del ex presidente del Gobierno José María Aznar a Melilla el pasado miércoles, que provocó las críticas por parte del PSOE por considerarla un «acto de deslealtad hacia el Gobierno y hacia España», el líder del PP, Mariano Rajoy, justificó ayer el viaje del popular al entender que el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero es «débil» y ha «abdicado» de sus responsabilidades hacia la Ciudad Autónoma en el conflicto que ha tenido lugar durante estos últimos días en la frontera con Marruecos, y añadió que Aznar es un «ciudadano español» que tiene perfecto derecho a ir para que Melilla vea que «hay alguien que se preocupa por ellos».
Rajoy, que dijo desconocer «absolutamente» dónde puede estar el origen del conflicto, quiso enviar su «solidaridad, afecto y cariño» a las mujeres que forman parte del Cuerpo Nacional de Policía y que, aseguró, «han sido objeto de todo tipo de humillaciones por parte de algunas personas en la frontera de España con Marruecos». Por ello, requirió: «Quiero que el Gobierno actúe».
Sin embargo, remarcó que Moncloa ha demostrado una «debilidad» que calificó de «impropia de una democracia avanzada» como la española y de una «potencia como es España». «Es inaceptable que el Gobierno español haya desaparecido», exclamó. En este sentido, criticó duramente la ausencia del ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, durante todo la crisis con el país vecino, así como del cuerpo diplomático.
«El ministro de Asuntos Exteriores no existe, el embajador de España en Rabat no está, el cónsul de España en Nador no está», recordó Rajoy, quien aseveró que Moratinos «está para algo».
En opinión del conservador, en este asunto se ha producido una «dejación de responsabilidades, una abdicación total de lo que corresponde hacer a un Gobierno» en relación con las agresiones que se han sufrido en la frontera con Marruecos.
El presidente de los populares consideró que lo primero que debe hacer el Ejecutivo de Zapatero es «dejar de ser débil», «hablar las cosas» con Marruecos y «ser claros».
En su opinión, Rabat «tiene que explicar qué es lo que está ocurriendo» y España «no tiene que explicar nada». «Yo quiero que el Gobierno hable con el Gabinete marroquí, que le pregunte qué es lo que está ocurriendo allí, que le pregunte por qué se ha agredido a agentes espoñolas y por qué se ha producido el boicot», exclamó.
«Yo lo que quiero es claridad
-prosiguió- y que haya un servicio exterior que funcione, que hable, que nos diga lo que está pasando y que nos diga qué hay que hacer para que entre los dos se busquen soluciones y se tenga una buena relación».
Por su parte, el secretario de Estado de Cooperación Territorial, Gaspar Zarrías, recomendó a Aznar «que se dedique a hacer abdominales» y «no cometa irresponsabilidades» en respuesta a su visita a Melilla, y manifestó que «sobra» toda aquella acción que pretenda «enredar» ante una situación de «dificultad» que debe ser resuelta mediante la «acción diplomática».
Al margen de la polémica política, la frontera con Marruecos en Beni-Enzar de Melilla recuperó ayer la normalidad tras el boicot de mercancías durante dos días de la última semana, y también hay el tráfico habitual de mercancías en la del Barrio Chino.
En Beni-Enzar ya se han retirado la veintena de pancartas críticas contra España y las banderas marroquíes que fueron colocadas por activistas alauitas.
En este sentido, el director general de la Policía y la Guardia Civil, Javier Velázquez, dio por solucionados los incidentes que durante estos días se han registrado en el puesto fronterizo, a la vez que remarcó, como ya hizo el miércoles, las «muy cordiales» relaciones entre Madrid y Rabat.
