La Fundación Carriegos inauguró ayer la exposición ‘Cualquier tiempo pasado’, una muestra que podrá visitarse hasta el 26 de noviembre en La Casona de la Fundación Carriegos en León y en que se refleja la faceta más íntima y personal del escritor y artista Victoriano Crémer. Esta exposición de carácter temporal está compuesta por una parte del depósito cedido por su hija Rosa Crémer en abril de 2010.
Según explicó la comisaria de la exposición, Luisa Traseira, la muestra se divide en dos partes “claramente diferenciadas”. Una de ellas está dedicada al arte de la pintura, que puede apreciarse en una primera sala. En ella aparecen glosados los comentarios del propio Crémer y puede verse también “una muestra representativa” de la pintura contemporánea, de “todos los avatares y cambios” que sufrió esta pintura en el último tercio del siglo XX.
En una segunda sala se aprecia un espacio “mucho más íntimo y personal” del escritor, mediante la recreación de lo que era su espacio creativo. Para ello, se ha hecho “una pequeña selección” del legado. De los casi 900 libros disponibles, se han expuesto ocho, entre los que se encuentran primeras ediciones de poetas de principios de siglo como Pedro Salinas o Jorge Guillén, también algunas ediciones antiguas que Crémer atesoraba, como las ‘Cartas de Santa Teresa’. También se han incluido dos libros fundamentales que resumen su trayectoria personal, como son ‘Tendiendo el vuelo’, el primer libro de poemas que publicó en 1928, y el último libro que escribió, ‘El último jinete’, que recibió el premio ‘Gil de Diezma’ en 2008. Además, aparecen representados algunos de los premios que recibió durante toda su trayectoria, como el Premio Ondas de 1959, el diploma de Hijo Adoptivo de la ciudad de León de 1991, el Premio Nacional de Literatura ‘Leopoldo Panero’ de poesía de 1962, la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo de 2004 o la Medalla de la Universidad de León en 1991, entre otros.
En esa misma sala puede verse la visión de diferentes artistas a través de los retratos de Victoriano Crémer. “Es como su espacio personal”, en el que se aprecia también su máquina de escribir y algunos de sus objetos personales. “Es lo que queríamos hacer desde la Fundación, no sólo destacar la admiración hacia Victoriano Crémer, sino que se notase el cariño hacia esta persona”, reconoció Traseira.
