Acompañado por el Vicario de Pastoral Raúl Anaya, monseñor Rubio ha manifestado que los retos para este curso están en consonancia con la programación quinquenal que la diócesis se ha marcado hasta 2014, con el objetivo general de consolidar “una pastoral de evangelización centrada en la iniciación cristiana para formar comunidades vivas y misioneras”.
Uno de los asuntos más importantes que abordará la Iglesia en Segovia durante este curso será la elaboración de un directorio sobre los sacramentos de la iniciación cristiana (Bautismo, Comunión, Confirmación) en el que se establezcan las normas y requisitos no solamente para su administración, sino para su previa preparación antes de recibirlos.
En este sentido, Raúl Anaya ha recordado que el directorio actualmente en vigor fue redactado por el fallecido obispo Antonio Palenzuela Velázquez en 1991 y modificado en algunos de sus aspectos por el actual obispo emérito Luis Gutiérrez Martín, por lo cual requiere una actualización conforme a las actuales exigencias pastorales y sociales.
En este sentido, señaló que el nuevo directorio exigirá un proceso de trabajo documental “muy exigente” en el que participarán todos los agentes pastorales de la diócesis, y que se espera pueda culminar en este curso.
Con respecto a la juventud, la preparación y la participación en la Jornada Mundial de la Juventud que en agosto de 2011 reunirá a más de un millón de jóvenes de todo el mundo el próximo mes de agosto en Madrid debe suponer para Segovia “un acontecimiento evangelizador para nuestros jóvenes”, en palabras del obispo de Segovia.
La acogida de la “Cruz de los jóvenes”, que llegará a Segovia los días 24 a 26 de octubre será el primer hito de la participación de la diócesis en este encuentro, que posteriormente centrará su tarea en la acogida de los jóvenes de todo el mundo que llegarán en agosto a Segovia, para lo cual ya se han recibido cerca de 2.500 inscripciones.
El obispo ha presentado también la carta pastoral que ha dirigido a los sacerdotes de la diócesis con motivo del inicio del curso, en la que pide a los presbíteros un esfuerzo para mejorar su formación, así como favorecer la pastoral vocacional.
