El centrocampista José María Gutiérrez ‘Guti’ anunció ayer en una rueda de prensa celebrada en el estadio Santiago Bernabéu, que abandona la disciplina del Real Madrid después de toda una vida futbolística en el club blanco.
El de Torrejón de Ardoz, segundo capitán de la primera plantilla hasta la pasada campaña, pone fin a una larga trayectoria como miembro del club de Chamartín, al que llegó con nueve años. Los rumores que rodean a su despedida sitúan al ya ex jugador del bloque ‘merengue’ en el Besiktas turco, donde tendría a Schuster en el banquillo. El antihéroe del madridismo durante la última década, cerró ayer la puerta de Concha Espina tras una vida de 14 años. Un jugador único, excepcional, irrepetible, que ha tenido la difícil tarea de encandilar a cada uno de los 16 entrenadores que han ocupado el banquillo desde 1995.
El argentino Jorge Valdano, actual director general del club, le dio la alternativa un 2 de diciembre ante el Sevilla y ayer le dijo adiós. Siempre fue noticia el ‘14’ por su clase y por sus condiciones de rebelde. El centrocampista, internacional en 13 ocasiones, se dedicó a nutrir a sus compañeros, a buscar el hueco inexistente, a leer el fútbol con más rapidez e inteligencia que el resto. Su último baile fue en Riazor. Benzema aún sigue pensando cómo pudo hacerlo. Guti despejó la marca de tres jugadores del Deportivo con un taconazo de ensueño, de esos que es más fácil de conseguir al mando de una videoconsola que en la cruda realidad. Hasta ahí llegó Guti, el incansable puente de muchos ‘cracks’. En su adiós, en el que se mostró francamente tranquilo, aseguró que «me gustaría que me echaran de menos porque eso significará que he hecho las cosas bien. Que se me recordara por esos pases y como un buen madridista. Mi corazón siempre estará aquí y le deseo al club que logre todos sus objetivos».
Tres ‘Champions’ y cinco Ligas
Guti puso punto y final a su trayectoria como jugador del Real Madrid con un excelso palmarés tras haber conquistado tres ‘Champions League’, cinco Ligas españolas y dos Copas Intercontinentales, además de un total de 77 goles en 542 partidos jugados con la camiseta blanca. Su espina es no haber disputado un solo minuto en las tres finales de Champions que su club ganó (1998, 2000 y 2002).
