El presidente de Caja Segovia y patrono de la Fundación del Patrimonio Histórico, Atilano Soto, acompañado por el deán de la Catedral de Segovia, Ángel García y el director de la citada fundación, Ramón Álvarez Vega, asistieron ayer al inicio de las obras de restauración del órgano de la Epístola de la Catedral de Segovia, que supondrá una inversión de 380.000 euros.
Además, la recuperación del instrumento, que data de principios del siglo XVIII, dará trabajo durante un periodo aproximado de dos años a once profesionales de diversa cualificación en un taller artesanal de organería, mientras que la restauración del mueble que lo aloja implicará a 23 profesionales durante un periodo de ocho meses.
Soto destacó esta intervención en el órgano de la Epístola como una de las más importantes, por sus características, no sólo en España si no en toda Europa y la puso como ejemplo de la importancia de la Obra Social y Cultural de las cajas de ahorros. “Se trata de un tema de actualidad máxima, porque vamos a seguir con este dividendo social que retribuimos a la sociedad, ya que no somos accionistas”.
Por su parte, el deán de la Catedral segoviana, Ángel García, informó de que el Cabildo aporta un 25% del coste de la restauración a pesar de contar con “un patrimonio económico modesto” y recordó que la función del órgano en las catedrales y templos se enmarca dentro del culto a Dios: “Sólo por Dios el honor y la Gloria”, vinculando la oración y la música.
En este sentido, recalcó que tras la actuación de la Fundación del Patrimonio se recuperará “un patrimonio religioso y cultural de primer orden.
Por su parte, el director de la Fundación del Patrimonio de Castilla y León, Ramón Álvarez, explicó que el órgano estará completamente restaurado en primavera de 2012, recordando la creación de empleo especializado durante dos años “en procesos hechos a mano”.
El funcionamiento de este instrumento es ahora muy deficiente porque los secretos han perdido su estanqueidad. Además, el estado general de la tubería hace necesaria también una restauración profunda. La actuación que ahora inicia la citada Fundación busca restablecer el sonido del órgano en el momento en que fue reformado a finales del siglo XVIII.
Para lograr este objetivo se cuenta con la ventaja de conservar todo el material original inalterado y el conocimiento derivado de los exhaustivos estudios previos desarrollados, dado que la Fundación cuenta con un estudio histórico documental artístico y analítico repartido en tres tomos con más de cuatrocientas páginas cada uno.
La restauración en sí que ha programado la entidad patrocinadora pasa por un análisis minucioso del material sonoro con el fin de reordenarlo para restablecer el sonido original. Los trabajos comprenderán la clasificación de la tubería, documentación histórica, limpieza y restauración de tubos, fuelles, secretos, mecánica de las notas, teclado y demás elementos del instrumento.
De forma paralela, una empresa especializada trabajará para recuperar la caja que aloja el órgano, cuyas tallas, policromía y dorados requieren una atención especial.
Excepcional.- El interés patrimonial del órgano de la Epístola de la Catedral segoviana es enorme. Así lo considera la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León, cuyos responsables aseguran que “es de una calidad tal que explica por sí sola las razones por las que la familia Echevarría —fue construido en 1702 por Pedro de Liborna Echevarría y reformado por su nieto 97 años después— fue la encargada del mantenimiento de los órganos de la Corte durante el siglo XVIII.
Junto con el órgano del Evangelio de la misma catedral segoviana, enfrentado a él y construido en 1771, forma un conjunto excepcional, por su calidad estilística e histórica, para entender la evolución de la música barroca española.
Este órgano tiene cualidades que hacen que destaque frente a otros, como el momento de su construcción entre dos estilos: el Renacimiento, que queda atrás, y el Barroco incipiente; su gran tamaño, al estar inserto en una caja de más de 16 metros de altura, con abundante talla dorada; la categoría de la familia Echevarría, responsable también de la construcción de los órganos de las catedrales de Salamanca y Toledo, que revolucionó la fisionomía del órgano castellano y su ámbito de influencia, y su estado de conservación, dado que ha sido escasamente modificado en siglos posteriores al de su construcción, lo que aumenta su valor documental.
La investigación previa se convierte en la base más valiosa para el trabajo de recuperación que sigue un método similar al de una intervención sobre arquitectura, con una pauta de mediciones exhaustiva, un estudio en profundidad de los materiales y un trabajo extremadamente cuidadoso.
La Fundación del Patrimonio Histórico aborda su restauración avalada por los frutos de su un plan por el que se han recuperado también órganos de la catedral nueva de Salamanca, catedral de Ciudad Rodrigo, catedral de Ávila, basílica abulense de los Santos Mártires o el de la iglesia de San Bartolomé de Sangarcía (Segovia).
