Para José Giménez Corbatón, zaragozano aunque procedente de una familia turolense, la cosa está clara: un escritor escribe de lo que conoce, fundamentalmente para que no se olvide, y de lo que ha leído, porque él piensa que, a estas alturas, “casi todo está escrito, inventar cosas nuevas es muy difícil”. Ayer, compartió en la Tertulia de los Martes sus opiniones sobre la vida y la Literatura, así como fragmentos de algunas de sus obras.
Escritor tardío, Giménez Corbatón publicó su primer libro, “El fragor del agua”, con más de cuarenta años, aunque previamente habían visto la luz algunos de sus relatos y también algunas traducciones. “Yo creo que un escritor sobre todo se hace leyendo, mi gran pasión es leer”, sostiene.
Y ayer comentaba, minutos antes de comenzar la sesión de la Tertulia de los Martes, que buena parte de su Literatura se centra “en lo que conozco bien”; “mi tierra, mis raíces, están en Teruel, en el Teruel más profundo, que en los últimos años se ha despoblado y transformado, y de ahí he recuperado historias de la guerra civil, de los guerrilleros… obras de ficción, pero que tienen una base en la realidad”.
De esa España rural, “tan maltratada, y de la que desde los años sesenta asistimos a los últimos estertores”, se refiere, en la provincia de Teruel, al régimen de aparcería, con elevados alquileres, que padecían muchos agricultores sin tierras propias, aunque este sistema desapareció en la zona hace unos cuarenta años.
El otro gran pilar de su Literatura son sus propias lecturas. “Tengo relatos sobre Simbad o sobre Giacomo Casanova, y una novela que cuenta la historia de un escritor en el París del siglo XIX”, contaba ayer el autor de novelas como “La fábrica de huesos”, “Las huellas del hombre” o “El hongo de Durero”.
Licenciado en filología francesa por la Universidad de Zaragoza; Giménez Corbatón dedicó su tesina doctoral en 1980 a Petrus Borel (1809-1859). Fue profesor de castellano en Bayona (Francia) en 1976/77, y también en la Universidad de Poitiers hasta 1980. En 1982 su relato “Ave de Presa” obtuvo un accésit en el Concurso Ciudad de Zaragoza (convocado por el Ayuntamiento de Zaragoza).
En su bibliografía destacan títulos como “El fragor del agua” (1993), “Tampoco esta vez dirán nada” (1997), “La fábrica de huesos” (1999), “El hongo de Durero” (2001) y “Licantropía. Itinerario de una novela” (2008), además de varios volúmenes colectivos.
