Por primera vez y como velada respuesta a las críticas recibidas por la gestión de los casos de pederastia, el Vaticano divulgó ayer la Guía de la Congregación para la Doctrina de la Fe para afrontar esos hechos, que establece que «hay que denunciarlos siempre» a la autoridad civil correspondiente.
También contempla que en los casos más graves el Papa puede directamente reducir al estado laical al clérigo pederasta, sin pasar por un juicio canónico previo.
El documento ha sido publicado en la página web del Vaticano, en el enlace Abusos sobre menores, la respuesta de la Iglesia, que incluye los documentos de la Santa Sede para luchar contra esas situaciones, las cartas del Papa a las víctimas, discursos de Benedicto XVI y Juan Pablo II y otros textos relacionados.
El viceportavoz de la Santa Sede, Ciro Benedettini, precisó que no se trata de un escrito nuevo, sino que es la guía redactada en 2003 y que ha sido publicada ahora, por primera vez, «en nombre de la absoluta transparencia impuesta por el Papa» para estos casos.
La texto fue escrito en la época en la que el actual Jefe de la Iglesia era el cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
El estudio está dividido en tres partes, la primera de las cuales se refiere al procedimiento preliminar y señala que, cuando se produce una denuncia de abuso de un menor por un clérigo, la diócesis local es la primera encargada de investigar el hecho.
Si la acusación tiene peso, el obispo local remitirá el caso con toda la documentación necesaria a la congregación vaticana y expresará su opinión sobre los procesos a seguir y las medidas que se adoptarán a corto y largo plazo.
Y, en ese punto, la guía señala: «Las leyes civiles referentes a las denuncias de esos delitos a las autoridades competentes siempre se deben seguir».
La segunda parte se refiere a los procedimientos autorizados por la Congregación para la Doctrina de la Fe. El sacerdote implicado deberá presentar pruebas y, si es condenado a una pena canónica, puede presentar recurso ante la Congregación.
El clérigo declarado culpable puede ser condenado a diferentes penas, la más grave de ellas la expulsión al estado laical. En los casos en los que el pederasta haya admitido sus delitos y haya aceptado llevar una vida de plegarias y penitencias, la Congregación autorizará al obispo local a dictar un decreto que prohíba o limite el ejercicio público del ministerio sacerdotal.
Si los acusados conscientes de sus abusos piden ser dispensados del sacerdocio, el Papa lo concederá por el bien de la Iglesia.
En el último punto, la guía explica que la congregación ha comenzado a revisar algunos artículos del Sacramentorum santictatis tutela para poner al día la Delicta graviora, sobre los delitos de abusos más graves.
Hasta ahora, estas transgresiones vencían 10 años después de que el menor alcanzara la mayoría de edad, pero recientemente Charles J. Scicluna, promotor de justicia (fiscal) de la Congregación para la Doctrina de la Fe, se mostró a favor de abolir cualquier tipo de prescripción.
Precisamente ayer el Vaticano hizo público un escrito en el que aseguraba que Benedicto XVI nunca demoró la expulsión de un sacerdote estadounidense culpable de un delito de pederastia durante la década de los 80, y lamentó los «juicios precipitados» que se han emitido. El abogado vaticano afirmó que el Papa se limitó a pedir tiempo para deliberar sobre la expulsión del religioso.
